Bueno, ya es hora de escribir algo aquí. En definitiva esto está para que yo escriba, y cada vez lo hago menos. No porque no quiera, sino porque últimamente escasea el tiempo.
Aquí adentro, entonces, miro la pantalla, respiro, se me infla el pecho, se desinfla luego. Me faltan algo así como quince días para defender mi tesis. Me pica el pie, me rasco. Tengo un poco de dolor de panza y calor. El sábado me insolé en la platea descubierta del Chateau Carreras, mientras Belgrano jugaba un poco peor de lo que jugó Cipolletti la última vez que lo pude ver. Dos días antes, durante una cena, rememoré junto a mis amigos aquellos tiempos de películas nacionales del acción, y todos al mismo tiempo, con una sincronización envidiable, sacamos a la luz los nombres de delfín, tiburón y mojarrita, los detectives amigos. Marcelo, en una punta de la mesa, dijo algo interesante: "Mi viejo le ganó una pulseada a Víctor Bo". Todos pensamos en eso.
Ahora escribo y mientras pienso en el código samurai que mi hermano tanto reinvindica se me aparece la imagen del padre de mi amigo festejando la victoria, y se me aparece Víctor Bo, transpirado, con las manos en la frente, lamentándose por haber perdido una prueba de fuerza en la vida real.
Código samurai, Belgrano, Víctor Bo, Cipolletti, una pulseada, la defensa de una tesis, el libro Historia del Tiempo de Stephen Hawking que está en mi casa, mojarrita, el Chateau, hoy es lunes, ya es hora de irme.
2 comentarios:
Tengo el agrado de dirigirme a usted con el objeto de solicitarle tenga a bien evaluar mis antecedentes a fin de integrar el gabinete de asesores del flamante Secretariado General de la Vida, que usted conduce tan dignamente.
Si tiene una secretaria en vista, ya está adentro. Y traiga pizza, que aquí, por supuesto, hay espumante de sobra.
Publicar un comentario