29.12.11

Spinetta. Por Fabián Casas

Tomá Luis, mañana es navidad: y para que lo puedas disfrutar con tu familia mandamos en la tapa de nuestro diario amarillo, popular, llamado Muy, la noticia de que estás enfermo de cáncer. La gente quiere saber todo y por eso también te ponemos de guardia un fotógrafo en la puerta de tu casa hasta que salgas y podamos tener tu foto para la revista Caras. En las peluquerías, en las oficinas y en los consultorios, muchas personas, mientras esperan y medran, se enteran de que una persona está enferma. Sin duda nuestra sociedad está desquiciada y en algún momento vamos a tener que volver a la vida privada. Por ahora, a toda máquina, lo que subsiste es el experimento de gente encerrada, filmada las 24 horas para poder tener cierto espesor, cierta ontología. Pero no hay música, no hay lenguaje, no hay nadie en la casa del ser.

Hace unos meses un productor de un noticiero me llamó para preguntarme si yo sabía que Spinetta estaba enfermo. Le dije que no entendía cuál era la necesidad de dar esa noticia. Se quedó callado y después me dijo que no iba a decir nada, que me quedara tranquilo. Y así lo hizo. La gente está enferma, la gente está sana, la gente resucita, se convierte en ondas de radio, muta en energía como en un proceso alquímico, etc. Existe toda una estética de la desaparición. Pero se me ocurren muchas cosas más importantes para escribir sobre Spinetta que la verificación de estos ciclos. Por ejemplo, Juan Zuanich, un querido amigo compañero del diario Olé. Estamos una tarde, recién conocidos, sentados en un bar de la esquina del diario. Y él me pregunta si me gusta Spinetta. Le digo que sí, mucho. Me dice: con razón me caías tan bien. Zuanich, al igual que Adorno, tenía una teoría estética: las personas se dividían entre las que les gustaba El Flaco y las que no. Secretamente, yo practicaba lo mismo. Cuando conocí a Guadalupe, mi mujer, ella era muy joven y me llamó la atención que le gustara Spinetta. Eso la puso en un podio. Por supuesto que esta medida de tanteo es harto caprichosa (pienso en un montón de gente amiga a la que Spinetta no le gusta nada) pero para mí encierra una verdad. Kurt Vonnegut escribió que la música es la prueba de la existencia de Dios. Y escuchando a Spinetta, en mi pieza, desde muy chico, yo experimenté esa presencia real entre mi ego y la vida cotidiana. Spinetta, en sus letras, decía palabras que nadie usaba. Crecí escuchando su voz y admirando su cara, tan increíblemente parecida a su música.

Una amiga fotógrafa, Susi, tenía una foto de Luis en la entrada de su casa: me acuerdo que me quedé de piedra cuando la vi: Spinetta era el hombre más hermoso del mundo. Una belleza nada convencional, simplemente los genes siguiendo las órdenes para construir un instrumento musical. Aún hoy, leyendo el comunicado que se vio obligado a escribir para explicar su situación, cuando leo que dice “no panikeen” se me llenan los ojos de lagrimas. Eso para mí es la fuerza Spinetta. Poder usar una palabra de una jerga tan juvenil y sonar perfecto, sonar como si el lenguaje se viera obligado a tener que decir de otra manera, superando sus limitaciones que tanto estudió Ferdinand de Saussure. “Antes del tiempo era todo azul, leve de suspensión”, escribió Spinetta en una canción extraordinaria de invisible. En eso estamos Luis.

27.12.11

I've always got the blues

Los dedos de su izquierda
descuelgan una escala ascendente
con la velocidad de un ladrón joven
que escapa de los techos
aferrándose a las paredes.

Y cuando nadie lo imagina,
(ni siquiera su madre)
los dedos resuelven la paradoja:
hacen de la misma escala,
el camino inverso.

Ahora son como un gato asustado
que trepa clavando las uñas,
buscando el cielo.

Las cuerdas son de ladrillo, y él
es el guitarrista de mi barrio.


16.12.11

Henry Miller

"Recuerdo en un relámpago todas las mujeres que he conocido. Es como una cadena que hubiera forjado de mi propia miseria. Cada una ligada a la otra. Miedo de vivir separado, de permanecer como recién nacido. La puerta de la matriz y su cerrojo. Terror y nostalgia. En lo profundo de la sangre la atracción del Paraíso. El más allá. Siempre el más allá. Todo esto debió comenzar con el ombligo. Te cortan el cordón umbilical, te dan una palmada en las nalgas, y listo. Ya estás en el mundo, a la deriva, en un barco sin timón. Mirás las estrellas y mirás tu ombligo. Tenés ojos por todas partes, en las exilas, entre los labios, en las raíces de tu pelo, en la plata de tus pies. Lo que está distante se hace próximo, lo que está próximo se hace distante. Entrar y salir, un flujo constante, una mudanza de la piel, volver lo de adentro para afuera. Vas a la deriva, así, durante años y años, hasta que te encontrás en el centro muerto, y allí, te podrís lentamente, te desintegrás, hasta que te dispersás de nuevo. Sólo queda tu nombre."

De "Trópico de Cancer", 1934.

15.12.11

Que el 2012 os encuentre rengueando hacia la calma

Pobrísimos resultados finales

Bueno, se termina el año y tengo que labrar el acta de una de las encuestas que más fracasaron en la historia de este blog. De hecho configuré la encuesta para que dure varios meses porque ya me aburre un poco este jueguito de la participación, algo que a ningún blogger le interesa, a esta altura del partido virtual. Parece que "la explosión de los blogs" ha desaparecido, se ha esfumado como un "gas endeble", se ha escurrido como "agua entre los dedos". O eso es lo que sugiere "la teoría". A su vez, la "participación" de los lectores, eso que iba a cambiar el mundo, parece que efectivamente lo cambió, o lo "está cambiando", pero en otro lado: en las "redes sociales", bien citadas en plural porque son dos: Facebook y Twitter. Las demás son bijouterie. Aunque si lo pensamos, el Twitter también es bijouterie: sólo sirve para el periodismo que gusta de la primicia y del pensamiento "corto" por partes iguales. Y Facebook mierda si no es bijouterie: ¿para qué sirve ahora (antes)? ¿Qué hay que hacer ahí?

Estamos, entonces, ante una nueva etapa de contradicciones para los escribas del nuevo milenio. Si queremos escribir una "reflexión" ocurrente, o que creemos interesante, y necesitamos velocidad, el mejor destino es el Twitter, ¿no? Pero si queremos escribir esa "reflexión" con un dejo de glamour y con el objetivo último de ponerla, lo mejor sería hacerlo en el Facebook. Ahora: ¿qué hacemos con el blog? Si ya "da paja" colgar ese ensayito que te salió bien, y a su vez no querés "ventilar" tu "literatura" en el blog porque ya estás en vías de "legitimación", ¿qué hacemos? Bueno, pero el blog (que antes era una garcha síntoma del asesinato a mano armada y posterior desaparición del lenguaje) ahora es la salida más "pausada" y "espaciada" para "publicar" obra. "Paralela" a la obra publicable, por supuesto.

Pero si nadie comenta no sirve de "nada", ¿no? ¿O sí?

Sincerémonos: ¿no es más lindo ahora, que ya logramos (los bloggers) lo que siempre quisimos? ¿No es más lindo ahora, que por desgaste ya leemos y releemos sólo lo propio?

En resumen: para los lectores de Ponte una oveja, que evidentemente no son mas de cincuenta, la institución que genera más culpa es...

Perdón por la demora pero estas instancias me ponen nervioso...

La "iglesia", con 10 votos.

Después vino

"Uno mismo", con 9.

Un poco más lejos apareció "mamá", con 5 votos,

y Julio Humberto Grondona, con 4,

y después la mentira y el Partido Justicialista compartieron con 3,

y por último Maradona, la AFIP y la Libido cierran con 2 votos.

Voy a tener el blog hasta que se me cante el quinto forro de los huevos. Si lo piensan bien, la nobleza crece cuando se acaba la moda. Por eso este formato tiene tanto futuro, y por es tan tan palpable, para el invierno que viene, el regreso de la ropa nevada.

Camperas de jean y jeanes negros, color jean, todo nevado.

A veces sí hay motivos para brindar.