21.12.07

Villancicos Vrutales II, tan bueno como la segunda Batman, como para romper la regla, bosteros


El 30 de diciembre a las 18 horas, en el inicio del culo del mundo, es decir, en la parte inicial de la raya, allí donde termina la espalda, allí donde comienzan los pelos, en esta parte pero trasladada a la geografía, en nuestra estepa inmunda que tanto queremos, en Neuquén, el 30 de diciembre, en el Viejo Teatro, calle Misiones al doscientos, a las seis de la tarde, empieza nuestra fiesta que ya es tradicional, que con los años dará trabajo a periodistas, a emepenistas y a hombres de codo en barra, empieza todo a las seis de la tarde con el nombre que tanto se recuerda entre los que tan bien la pasamos el año pasado, los Villancicos Vrutales II, empieza una fiesta divina, en el peor lugar, el peor día para hacer algo, a la peor hora, esa que corta todo plan, pero con la mejor gente.
Vayan.

Putos.

20.12.07

Quién no le tuvo miedo a eso


Apareció Quintá, enfermo si los hay

Un ser absolutamente despreciable se ha sumado a este mundo de baratijas en ceros y unos y estupideces compartidas. El escritor cordobés que más rápido mueve el cuerpo en toda la zona mediterránea, Javier Quintá, abrió su blog: Agua, Pis y Cebolla, o Cebolla, Pis y Agua, o Pis, Cebolla y Agua; en fin, una combinación asquerosa que merece ser probada. Pasen y vean, conozcan a un demente en estado puro. Y disfruten de sus cuentos.

18.12.07

Documento fotográfico: renos del norte en Sudamérica

Vino Sting (gringo igual), Black Eye Peas, Chris Cornell, Snoop Dog, vendrá Rod Stewart. Pero esto no, por el niño Cristo. Esto no.




29.11.07

Prolapso de instrumento

Ayer fuimos con los pibes a ver a Stanley Clarke, Al Di Meola y Jean Luc Ponty. Lo del primero nos hizo gritar como locas, salir luego en silencio, y dormir en paz. Todo lo que un artista provoca cuando excede a su práctica: a su propio instrumento.

27.11.07

De rojos

Hay una vida que nunca viví en Buenos Aires
una imagen desdoblada que persiste en alguna esquina
que crece a la par de lo que soy, cumpliendo estos mismos años:
ella, envejeciendo de urbe sin mí; yo, agotándome en preguntas
sobre cómo me hubiese crecido la piel en el olor del cemento
hay una vida que nunca viví en Buenos Aires y que se encarga
de hacérmelo saber, cada vez que me encuentro en otro cuerpo
cada vez que marco con mi dedos el ritmo de otra respiración
cuando me deja latiendo, en la parte transpirada de las manos
el color de otras miradas que cruzo por milésimas de segundo
y que ojalá, y ahora que he vuelto lo digo en serio
ojalá fueran tan quietas, tan leves, tan pardas como parecen

Buenos Aires me agarra de cada brazo, como mis hermanos
y ella sola me muestra otros tonos, un pedazo de su vida
que hace de todos los objetos un fundido de múltiples rojos
avenidas que le continúan la frágil depresión de la espalda
taxis y coupés que le ocultan los pies en sus sandalias
infinitas voces que le dan de bailar, le cubren los hombros con flores
brillos que le recortan el flequillo, letras negras que le tapan
a oscuras, los rincones más sencillos del alma
le ofrezco mi cerveza, a esa ciudad dispersa
y miro hacia atrás, desde donde escucho el tren
para que pronto quizás vuelva, ella a mí y yo a ella
tal como dejé dicho en el andén, antes de dormirme

22.11.07

La burbuja inmobiliaria

La tormenta ataca
un edificio en construcción

la lluvia choca contra

una futura losa

chasquea contra bloques

de Telgopor

los obreros se ríen

abren los brazos

miran al cielo

gritan: “¡es piedra!”

y revolean los cascos


llueven, amarillos

al vacío

13.11.07

Un gol "genital"

El diario "Bild" resalta el "gol de pene" con que Mario Gómez abrió el marcador para el Vfb Stuttgart.

Agencia EFE
El diario "Bild" resalta en su información deportiva de hoy el "gol de pene" con que Mario Gómez abrió el marcador en el partido que su equipo, el Vfb Stuttgart, ganó ante el Bayern de Munich por 3-1.
El que Gómez haya marcado el gol precisamente con el "pene", como lo asegura el "Bild", tiene sin duda algo de interpretación. Pero lo que es claro es que se trató de un tanto poco heterodoxo y que Gómez envió el balón al fondo de la red con alguna parte de su bajo vientre.
La jugada fue curiosa porque todos los que participaron en ella calcularon mal la pelota cuando saltaron buscando el remate de cabeza.
El meta Oliver Kahn se quedó corto en la salida, el defensa argentino Martin Demichelis saltó antes de tiempo y, cuando la pelota lo superó, bajó con una curiosa parábola hasta el bajo vientre de Gómez que estaba haciendo el gesto de cabecear y tuvo que sorprenderse sin duda cuando sintió el balón en otra parte de su cuerpo.
"Primer gol de pene en la Bundesliga", titula el "Bild" en su primera página.
"El gol fue geni(t)al", es el título que escoge el periódico más vendido de Europa en sus páginas deportivas.
"El legendario Gerd Müller metió una vez un gol de culo, Uwe Seller con la parte de atrás de la cabeza y Diego Maradona se ayudó con la mano de Dios. Pero nadie había marcado como Mario Gómez", dice el diario.
Interrogado con el diario acerca de que con parte de su cuerpo remató, Gómez dijo que esta está situada en algún lugar entre el estómago y el muslo.
Cuando el diario insistió, el internacional alemán, de origen español, dijo que la parte con la que había rematado "es grande y dolió muchísimo".
Sin embargo, tras marcar el gol la reacción de Gómez no fue propiamente de dolor puesto que el goleador del Stuttgart emprendió de inmediato un sprint para irse a celebrar frente a la tribuna.
La Voz del Interior On Line, 13 de noviembre de 2007

6.11.07

Una pareja perfecta

Silvina aceptó mi invitación un miércoles por la mañana, después de que yo rascara por séptima u octava vez la punta filosa de su escritorio, como era costumbre, inclinado sobre el vidrio, y prometiera cafés, licuados, cervezas, tostados o medialunas, según el estado del clima. Despegó los hombros de su respaldo con una sonrisa distinta a todas las que me había ofrecido desde que la conocí, y dijo “puede ser”, “hoy”, “si no te molesta, obvio, que vaya acompañada”. A esa hora la oficina se ahogaba de luz, si el cielo estaba despejado. Se hizo un silencio entre nosotros y yo comencé a golpear el escritorio con los nudillos, en aquellas franjas angostas que se distinguían por el reflejo del sol, entre las carpetas, los restos del desayuno y los anotadores. “Serán atendidas como reinas”, dije, cuidando el tono, y ella volvió a sonreír de esa manera. No me importó la salvedad de una beba que estaba presente en mis invitaciones desde hacía seis meses. Silvina, antes de aceptar la invitación del miércoles, ya nos había demostrado a todos hombres de la oficina que la potencia de su belleza no estaba regulada por los cambios en el cuerpo, sino por la ausencia de su mirada en ciertos momentos, y por el modo en que solía quedarse quieta, sin pestañear, a la espera de algo. Más allá de todo eso, dos meses después del parto volvió a tener el mismo cuerpo de antes. Y siete meses después de parir, en su escritorio, aceptó que las pasara a buscar por su departamento, a ella y a la beba, para tomar algo cerca del bulevar.
A las seis y media estacioné el auto en una cochera. Toqué el timbre cinco minutos después y caminamos algunas cuadras hasta una esquina ruidosa que a ella le gustaba, repleta de mesas en la vereda. La única mesa disponible estaba pegada al cordón: me puse de espaldas a la calle y ella se sentó en la silla opuesta, de frente a los autos que pasaban demasiado cerca. Sacamos una silla que sobraba a un costado y acomodamos el cochecito de la nena, entre los dos. Ella estiró un brazo para controlar la distancia; llegaba, desde su lugar, a tocarle las manitos. Entonces hicimos el pedido. Silvina encargó una tónica con un tostado sin aderezos: no me dejó, en la primera cita, disfrutar de su boca con restos de mayonesa. Le pregunté si podía pedir un porroncito, delante de la nena: “no seas tarado”, me dijo, sonriendo.
Hablamos durante un rato de la oficina. Tuve ganas de saber algo más sobre el padre de la beba, pero no tenía sentido hacer esas preguntas; ella, en cambio, se divirtió de a ratos con las caras de los taxistas que pasaban detrás de mí, para doblar en la esquina, y con los movimientos que yo hacía para llevarme los maníes a la boca. La tarde se caía detrás de los bares pero seguía haciendo calor. A ella se le deslizaban los breteles del vestido cuando tomaba agua tónica, y a la beba empezaba a molestarle de poco el asiento del cochecito.
Pedí otra cerveza. Llegó un mensaje de texto a mi teléfono y Silvina aprovechó esa pausa para cargar a la beba, que había empezado a quejarse. La sentó sobre sus piernas para que yo pudiera ver la “carita hermosa” que tenía esa “gorda divina”, y la nena se calmó con el movimiento, poco a poco, dejó de hacer ruidos. Dejé el teléfono arriba de la mesa, entre el plato con maníes y su tostado, y puse cara de hombre simpático mirando un bebé: la nena se inclinó hacia delante y quiso alcanzar el servilletero. Silvina no dejó que lo tocara.
–No lo puedo creer. Todavía no me dijiste cómo se llama esta cosita –le dije, y me acerqué para acariciarla.
–Yo no puedo creer el súper teléfono que pelaste –dijo ella–. ¿Siempre lo tuviste?
–Desde hace un tiempo.
–¿Puedo?
–Pero por favor –dije, y le alcancé el celular. Abrió la tapita con la mano que tenía libre. El aparato hizo un ruido, suave, y ella me buscó con los ojos, maravillada, mientras la beba frotaba su carita en el hombro desnudo y luego se metía los dedos en la boca.
–Mirá qué grande la pantalla –dijo, sonriendo.
–¿Te gusta?
–Obvio, cómo no me va a gustar, tonto –dijo.
Entonces la nena estiró una manito, para tocarlo. Silvina se inclinó hacia atrás y le dijo que no, que se podía romper, y siguió revisando el menú, jugando con los botones. “Dejala que juegue un segundo, no hay problema”, le dije, y ella volvió a sonreír: me miró a los ojos, detenida en el gesto, e insistió con el aparato, dijo que “ni loca” se lo daba. “En serio”, le dije. “Dejala, si estamos acá con ella”. La beba inspeccionó el teléfono con los dedos, despacio, mientras Silvina lo sostenía. Logró después de un instante abrir la tapita, pasó los dedos por la pantalla, y ejecutó, por último, una combinación inexplicable de pulsaciones que incluyó, en orden sucesivo, a las funciones de “Menú”, “Programación”, “Configuración Inicial”, “Borrador General”, y la opción que confirma esa comando: “Sí”. Las teclas necesarias para borrar 1,9 gigabytes de videos, fotos, documentos de cálculo, compromisos de agenda, correos electrónicos, registros de voz, archivos de accesos Web, centenas de contactos personales, decenas de discos en MP3, promedios de rendimiento físico, packs de juegos y salvapantallas. Silvina sostenía el teléfono sin mirarlo y me hablaba, tranquila, de su rutina en el gimnasio, del método pilates y del trabajo de piernas, mientras la beba, convencida, apretaba las teclas. Yo me demoraba en sus breteles caídos y en la mínima depresión que le fundía, en forma perfecta, mientras me hablaba, la nariz con el borde superior de la boca. La beba nos comunicó el final de su trabajo con un gemido y entonces ella le alejó el teléfono, revisó la pantalla, se olvidó del gimnasio por un instante y me dijo que había algo raro, que se había puesto “todo blanco”. Me alcanzó el aparato y luego siguió hablando, entusiasmada, de los metrosexuales que entrenaban en su misma sala dos veces por semana. Miré la pantalla y estaba blanca: el reloj marcaba las 00:00 horas. Pensé que no podía ser, y seguí sonriendo; “no puede ser”, me dije, pero en las carpetas de archivos no había nada, como no había nada en la agenda, ni en el reproductor de música.
–¿Está bien? –preguntó Silvina cuando me vio sacarle la batería. “Pero por supuesto”, le dije, “ya está”, y al encenderlo todo siguió exactamente igual. Blanco.
Cerré la tapita y guardé el teléfono en el estuche del cinturón. Un taxi se detuvo detrás de mí, junto al cordón, y sentí un roce en el hombro cuando una pareja abrió la puerta y se subió con apuro. Giré para mirarlos. La mujer discutía con el hombre por algo que podía ser el destino del viaje; el taxista los miraba por el espejo retrovisor. Me vi entonces en el reflejo del vidrio donde discutía la pareja, y pude ver la mitad de la cara de Silvina, un poco deforme, y la cara entera de la beba, en un pedazo de la otra ventanilla. La beba ya tenía un nuevo pasatiempo: se había apoderado de unas servilletas. Silvina aprovechaba para limpiarle la boca.
El taxi estuvo parado durante toda la discusión y yo no dejé de mirarlas a través del reflejo. Silvina me encontró con los ojos, sonrió y luego bajó la vista. La beba se quedó mirando mi imagen en el vidrio, también su propia imagen, y dejó caer las servilletas. Se paró sobre el vestido leve de su mamá y me miró, en el reflejo de la ventanilla, y estiró los brazos.
Silvina seguía entusiasmada con el calor y la salida; estaba contenta de verme, despedía una energía proporcional a la luces del bar que comenzaban a encenderse y a resistir el inicio de la noche. Pero esa beba, de pie sobre esos muslos, chocando contra ese mentón perfecto, señalándome, estaba tan segura de sí misma que yo apenas podía soportarlo. Le pedí permiso a Silvina para ir al baño y cuando estuve dentro del local, cerca de la caja, pagué todas las consumiciones. Recibí una llamada en el celular que sonó con el timbre de un teléfono viejo, y durante la conversación me detuve a mirarlas por última vez, apoyado contra una columna, desde lejos. La beba se meneaba con torpeza y corregía los breteles de la madre; ella se arreglaba el pelo, controlaba otras mesas, y la dejaba bailar. Hacían una pareja perfecta.

26.10.07

"El caño de Puyol", por Horacio Vigna

Mi papá era arquero. Hizo todas las inferiores en el Racing Club de Avellaneda, y llegó al plantel de primera, aunque no le regalaron ni un solo minuto en cancha. Hizo banco, sin embargo, en la etapa de los grandes arqueros de Racing: Cejas y Carrizo. El formaba parte de los juveniles, junto al Mono Guibaudo, Oriolo, Spilinga y Montilla, un cordobés. El padre de Guibaudo era amigo de Juan José Pizzutti, por entonces técnico de la Acadé. Eso hizo que mi viejo no pudiera obtener continuidad. Después, por cabrón, se fue a Los Andes, entonces dirigido por Ángel Tulio Zof. Y un tiempo después dejó de ir a entrenar. Compartió concentraciones con Perfumo, Rubén Díaz, Alfio Basile, Martinoli, Nelson "cenicero de moco" Chabay; tiene amigos como Quique Wolff, por haber jugado tanto tiempo en la cancha auxiliar del Cilindro, cuando chicos.
Cuando yo empecé a estudiar, estudiaba fútbol, las 24 horas del día. Horacio Vigna fue quien me enseñó, desde esos años, que el fútbol es un deporte para mirarlo desde afuera, o para jugarlo entre amigos, por su miserabilidad. El fútbol profesional, su gente, su aire, es miserable por naturaleza. Sin embargo, nos brinda cosas como ésta que pego aquí abajo. Mi papá estuvo viendo la Champions League el otro día y después de una jugada decidió escribir lo que comparto a continuación.


No es joda, yo lo vi por televisión y en directo. Barcelona jugaba con un equipo que se llama Rangers, de Escocia. El caballo Carles encaró por el sector derecho del área visitante. Le salió a marcar un defensor que abrió las piernas como si fuera una joven decidida finalmente a perder el invicto, y entonces sucedió: Puyol le hizo el caño; lo eludió y se encontró con la pelota cerca de la línea de fondo y, con la pierna derecha, tiró un centro atrás, bastante bien. No fue gol, pero yo no lo pude creer. Puyol es uno de esos futbolistas “emblemáticos” de algunos clubes –en este caso el Barcelona–, pero no por sus cualidades técnicas sino porque cumplen perfectamente con algunos atributos que le sirven para llegar, permanecer y terminar su carrera en “su club”. Es voluntarioso, corre mucho, es rudo, firme, decidido, patea fuerte y, si es necesario para defender el honor del equipo, pega. Además es catalán de nacimiento y estoy seguro de que ha jugado siempre en el club, desde los infantiles. No se le puede pedir otra cosa. Me hace acordar al Cholo Simeone. Yo creo que el Cholo, en toda su carrera, no conoció el sector izquierdo de la cancha. Jugaba de cuatro y todo lo que pasaba con silueta de ser humano por ese sector lo bajaba sin piedad y, si quedaba algo redondo cerca, parecido a una pelota, lo pateaba. Una vez rechazó una pelota y la mandó a las vías que pasan por el costado de la cancha de Boca, es decir, la pasó por encima de la tercera bandeja. Pasó la Bombonera por encima. Puyol me hace acordar al Cholo. Obviamente es el capitán del equipo. Resultaría casi imposible que algún otro cuadro lo quisiera comprar, y por eso toda su carrera se desarrollará en esa misma institución, salvo que él, lúcido, se compre a sí mismo. Parecería que de tanto compartir los entrenamientos y las competencias con grandes jugadores (Messi, Ronaldinho, Etoó, Saviola) algo aprendió. Me están dando ganas de volver a ver la jugada, para confirmar que sea cierto. Para analizarla bien, por favor, y encontrarle algunos detalles. Por ejemplo, que el caño no fue intencional y que, en realidad, lo que quiso fue partirlo por la mitad al defensor y éste, al darse cuenta de la intención, abrió las piernas del cagazo. En fin, Cataluña debería estar de fiesta porque un hijo de esa tierra parece que descubrió, finalmente, el fútbol. Y si él no se dio cuenta, vale igual.

24.10.07

Juez justifica violencia contra la mujer por ser culpable de la "desgracia de la humanidad"

El juez Edilson Rumbelsperger Rodrigues, de la ciudad brasileña de Sete Lagoas (Minas Gerais), calificó como "absurda y diabólica" la ley promulgada en 2006 que aumentó las penas para los culpados de violencia contra las mujeres.
Rodrigues, en sus sentencias que libraron del castigo a varios hombres del suroriental estado de Minas Gerais, argumentó que "el mundo es masculino, Dios es masculino, Jesús fue hombre" y que la mujer es culpable de la "desgracia de la humanidad" desde que pecó en el Edén, como relata la historia religiosa católica, según informó el diario Folha de Sao Paulo.
Para Rodrigues la llamada "Ley María da Penha" es "inconstitucional y un conjunto de reglas diabólicas" porque los hombres que no quieran caer en esa "coartada" tendrán que vivir como "bobos" y "ceder a las presiones" de la mujer, amparada por la ley.
La integridad familiar, según el juez, "está en riesgo, porque los hijos estarán sin la figura autoritaria del padre, que ahora será apenas un hombre subyugado y útil apenas por sus espermatozoides".
La ley fue sancionada en agosto de 2006 y su nombre obedeció al homenaje a la biofarmacéutica María da Penha, quien quedó parapléjica en 1983, después de las constantes agresiones de su marido, condenado sólo 19 años después tras una prolongada batalla judicial.
El Ministerio Público (procuraduría) de la región metropolitana de Belo Horizonte consiguió revertir ya una de las sentencias de Rodrigues y pelea en la Justicia los demás fallos del polémico juez.
Minutouno.com, 24 horas de noticias. Martes 23 de Octubre de 2007 09:54

Murieron electrocutados seis elefantes ebrios

Estaban ebrios tras beber un licor local y entraron en contacto con un cable de alta tensión en el noreste de la India

Agencia EFE

Al menos seis elefantes asiáticos, entre ellos tres crías, murieron electrocutados cuando, ebrios tras beber un licor local, entraron en contacto con un cable de alta tensión en el noreste de la India, informó hoy una fuente oficial.
El suceso se produjo este domingo en el pueblo de Chandan Nukat, cuando una manada de unos 40 elefantes bebieron por error la cerveza de arroz que preparan las tribus locales de la región india de Meghalaya y comenzaron a correr por los arrozales.
"Uno de los elefantes trató de frotar su lomo contra un poste eléctrico, y este no pudo resistir su pesó y cayó, con lo que el elefante sufrió un contacto directo con el cable de alta tensión", dijo el activista local Dipu Marak en declaraciones a la agencia india IANS.
Varios testigos y funcionarios dijeron haber visto al elefante, un macho adulto, retorcerse de dolor y barritando, lo cual atrajo a varios paquidermos más que acudieron al rescate y sufrieron su mismo destino.
"Era patético ver a un elefante tras otro electrocutándose ante nuestros ojos. Murieron seis en total, incluidas tres crías", dijo un anciano del pueblo, T. Sangma.
"Podría haber habido más muertos, pero algunos de los aldeanos lograron alejar a los demás elefantes del cable.", añadió.
En los meses pasados, se han documentado varios casos de elefantes causando daños en áreas de Meghalaya y la región vecina de Assam, sobre todo en los pueblos donde las tribus elaboran cerveza de arroz, según aseguró a IANS el experto en paquidermos Kushal Konwar Sharma.
Los elefantes ebrios se enfurecen con facilidad y destruyen chozas y graneros, además de atacar a los habitantes de las aldeas.
El incremento de ataques contra personas protagonizados por elefantes está también relacionado, según los expertos, con el hecho de que sus corredores de paso están cada vez más amenazados por las actividades humanas.
En la región de Assam, los elefantes han matado a 239 personas en los últimos cinco años, mientras que 265 paquidermos han muerto en ese período, la mayoría de las veces víctimas de actos de venganza por parte de humanos enfadados.
Assam y Meghalaya tienen una de las mayores poblaciones de elefantes asiáticos, estimada en torno a 6.000 ejemplares.

12.10.07

"Alejandro Pizarnik", por Luis Zegarra

"Explicar con palabras de este mundo
que quisiera ser carterista
para robarle la mochila
a un fundamentalista islámico"

Como perros, como senos, pensando


Once y cuarenta y cuatro de la noche en la ciudad de Cipolletti.
Barrendero cepillando los dientes del cordón junto a mi ventana.
Barre las encías de este barrio, fabrica el olor de la noche,
deja unas huellas imposibles en su escoba, piensa en agacharse para recoger una birome que yace entre las hojas y la basura.
Cómo llegó una birome hasta aquí, si esto es un barrio.
Qué relación existe entre este barrendero y su oportunidad de agacharse, con los sonidos de película erótica que brotan de cierto televisor.

***

Verán que he venido a desintoxicarme.

***

El gran Alfredo me citó en el Museo Nacional de Bellas Artes, a las diecinueve.
Apareció con una bella mujer de anteojos de carey, tapado negro y pañuelo amarillo cubriéndole la boca.
Tenías tantas ganas de verlo.
Tomamos té y comimos tortas, mientras otros, en otras mesas, hacían del museo un museo.
Alfredo, la mujer y yo quisimos, durante la tarde, elogiar a alguien.
Alfredo y yo queremos, siempre que estamos juntos, elogiar a alguien.
Yo quiero elogiar, volverme una práctica.

***

Yo quiero elogiar a muchos. Acumular rostros en el cerebro. Sonreírles.
Yo quiero morir en vivo. Algo así como escupir amor.

1.10.07

Videoteca: Gale Cooper, un mostro

Dedicado al gran Ricardo Romero, y a todos los chicos que participaron de la colección Laura Palmer. Quién pudiera ser comisario de pueblo, para tomar un cafecito con el Agente Especial Cooper, una mañana fría, en Twin Peaks. Quién pudiera verlo sonreir así.

27.9.07

Donde la vida

De punta en la baranda
apoyo los codos aquí
mientras la tarde separa
su propio aire del otro
ése que tendrá la noche
antes de que comiencen
a coser sus guirnaldas
los murciélagos

aquí trato de encontrar
como exige tu entrecejo
el modo menos dulce
de explicar mi sonrisa
me cuesta la metáfora
desnudo, en el balcón
pero es el movimiento
que crece en las luces
la ciudad y los cuerpos
están fosforeciendo

puedo decir, acodado
entre tantas ventanas
parpadeantes, amarillas
que tu vagina encierra
más vida que este planeta
las paredes de tu cueva
están más pobladas que
este viejo mundo entero
y podría sumar a esos
planetas que desde aquí
veo rojos, gigantes, cercanos
a la luna, pero menos
tibios, polvorientos
adormecidos en la sombra
de ese otro hueco

19.9.07

Un senador estadounidense demandó a Dios

Lo acusa de haber causado "nefastas catástrofes". Quiere que vaya a juicio

Agencia EFE

El senador estatal de Nebraska, Ernie Chambers, presentó una demanda judicial contra Dios, al que acusa de haber causado "nefastas catástrofes" en el mundo, que han provocado muerte y destrucción sin misericordia.
El escrito fue admitido a trámite el pasado 14 de septiembre por la Corte del distrito de Douglas, en Nebraska, en una prueba más de que en Estados Unidos las demandas pueden prosperar pese a lo extravagante que sea su contenido.
La denuncia reconoce que el "demandado" es conocido con varios "alias, títulos, nombres y designaciones".
¿Irá Dios? Ante la imposibilidad de que Dios se presente en el proceso, se cita a los representantes de "varias religiones, denominaciones, y cultos que, de manera notoria, reconocen ser agentes del demandado y hablan en su representación.
El demandante reconoce que ha hecho "razonables esfuerzos" para invocar al demandado, con llamados de "manifiéstate, manifiéstate, donde quiera que estés", aunque sin éxito.
En la demanda, el senador lanza en lenguaje bíblico varias acusaciones contra Dios, como que ha causado "espantosas inundaciones, egregios terremotos, horrendos huracanes, terroríficos tornados, perniciosas plagas, feroces hambrunas, devastadoras sequías, y guerras genocidas".
Catástrofes. Todas estas "nefastas catástrofes" han provocado "muertes generalizadas, destrucciones y ha aterrorizado a millones y millones de habitantes de la tierra, incluido bebes inocentes, niños, ancianos y enfermos, sin ninguna distinción".
Con todo ello, "el demandado no ha mostrado ni compasión ni remordimiento", y no contento con ello, incluso ha proclamado que "reirá cuando las calamidades ocurran".
Para Chambers, que ocupa un asiento en el Senado de Nebraska desde 1970, "la conducta pasada y la historia del demandado hace ver que sus amenazas terroríficas son creíbles".
Por ello, pide al juez que someta a Dios a un proceso judicial, no sin antes pedirle que le haga un requerimiento permanente para que cese en sus "acciones destructivas y sus amenazas terroríficas".
(La Voz del Interior, 19-09-2007, sección Sociales)

17.9.07

(C)oda a un croto de quien toma Gatorade desde la ventanilla del ómnibus

Casi creíble el croto
por su condición de crecido
en una cuasi-Creta
cliente con causa por confiarle el color
del clima al clamor colectivo

crisol de crotos caben en este
cruento capitalismo que compra
carteles clásicos en la cuarta de cambio

carteles, cosas, colgajos capturados
en curda por caudillos de la calle
por quienes crearon el culto de los
colchones cosidos con carne

condena el código de convivencia
a quienes controlan la crisis
sin comprometerse en la campaña
a quienes corrompen la claridad
del consejo clasista

el croto no convence: combate
camina con cara de culo
se caga en la crítica

sin cuidado crece el croto, sin culpa
pero claro, es cuestión de cada uno, creo
un caso criollo en cadena
un crimen que comienza en el colegio

13.9.07

Si Nicole no se desnuda, le matarán al perro

El Movimiento Ponete en Bolas Nicole, surgido hace escasos días, ha lanzado su advertencia en un video que puede verse en internet

Un "grupo comando" anónimo amenazó con matar al perro de Nicole Neumann si la super modelo no cumple su promesa de desnudarse en público como parte de una campaña ecológica.
El Movimiento Ponete en Bolas Nicole (MPBN), surgido hace escasos días, ha lanzado su advertencia en un video que puede verse en el blog http://hacetecargonicole.blogspot.com.
En el video se observan cuatro jóvenes con caretas que acarician a un perro de raza border collie, supuestamente secuestrado a la modelo.
"A partir del lamentable hecho surgido recientemente, cuando Nicole decidió no cumplir con su promesa, un grupo de vecinos decidimos crear el Movimiento Ponete en Bolas Nicole" señala uno de los jóvenes.
"Nuestro pedido es sencillo: 'Cumplí tu promesa'. Tenés hasta el 15 de setiembre para lograrlo. Si no, nos quedamos con este chucho (perro callejero), que creo que conocés, como seguro de vida", agrega.
A continuación, interviene otro de los jóvenes y dice: "Es fácil lo que te pedimos: te sacás la ropa, te devolvemos al perro y todos contentos. Ahora... si no querés acceder, te lo hacemos abrigo para el frío".
(Sección Espectáculos, Diario El Día de La Plata, 13 de septiembre de 2007. [www.eldia.com.ar])

Videoteca: Superhéroes criollos, cafecito de por medio

Los invito a pasar nuevamente por la videoteca. En esta ocasión, debo confesar que es imperdible. El video en cuestión forma parte del archivo Cha cha cha; Batman y Superman, en sus versiones criollas, se cruzan de casualidad en un cafecito porteño, en horas de franco. Así está la cosa, entonces, en esta parte del mundo. Disfruten.

10.9.07

Alain Delon

En este momento estoy volviendo a la escritura.

Hice todo lo que la vida puede: redacté un sólido proyecto de investigación y lo hice papel para presentarme a una beca de posgrado; lo logré. No tengo el resultado de la beca, pero cumplí con los plazos. Comencé a redactar mi tesis con una cierta regularidad. Leí fragmentos y notas al pie de muchísimos libros; me senté en la punta de la cama para imaginar un mapa, un recorrido del trabajo. Comencé a redactar, insisto, con cierta regularidad. Trabajé en la oficina vidriada de la dependencia que me emplea, con todas las fuerzas disponibles, y fui retado por priorizar un trabajo sobre otros. Fui engañado por agentes inmobiliarios. Hice fotocopias de mis garantes, imposté la voz en el teléfono, aseguré no ser un estudiante, me definí como una persona seria. Me preguntaron por la vida que llevaba y dije “tranquila”, dedicada, con cierta regularidad, a la escritura. Y me engañaron. Hice trámites, embalé cosas, compré tarjetas de diez y veinte pesos para el teléfono celular, pregunté por el monto de algunas expensas, pregunté por las condiciones de los contratos, le pedí dinero a mi madre, discutí con mi padre, me repitió cuatro o cinco veces que a partir de un momento determinado (que yo sabría reconocer) debería arreglar mis cosas “sólo con ella”. Negocié la entrada a un nuevo departamento con un corredor inmobiliario calvo, elegante sport, de nombre Alcides. Negocié la salida de mi actual departamento con un abogado de apellido Maquiavello. Intenté negociar un calefactor, una cocina y una alacena como mejoras del departamento que dejo. Intenté disminuir un poco el gasto para luego aumentarlo, de a poco, en el departamento nuevo.

Creo que las cosas se van aclarando: estoy de vuelta, estoy de regreso, en esta sucesión de teclas vuelvo, por fin, a la escritura.

Las paredes de este lugar ya se han desnudado por su cuenta. Aquí no hay más luz que la de este monitor.

Me falta: quitar del inodoro la pastilla aromatizante de lavanda y lavandina. Recoger un calzoncillo marca Alain Delon, blanco, que cuelga de la barra de las toallas. Desconectar la computadora.

Tengo la impresión –algo, ahora, me sube por la garganta– de que alguna de estas tres cosas que restan debería quedarse aquí para siempre. Imagino el baño, abandonado, con tan rico olor. Imagino el baño con un calzoncillo de semejante marca colgando, lento, de la barra que suele recibir a las toallas. Imagino un departamento vacío, en silencio, manchado, con una computadora en el suelo.

Todavía no logro imaginarme a mí en otro lugar.

Pero creo que Alain se queda.

16.8.07

Videoteca: la Mole Moli, nating is imposibl

Los invito a darse una vuelta por la videoteca, que se actualizó a raíz de un satélite caído en horas de la madrugada sobre el campo de Ted Turner (CNN cubrió el suceso: algunos especialistas norteamericanos afirman que cualquier objeto extraño que se desplome sobre la región más extensa de nuestro país, al sur del río Colorado, rozará indefectiblemente la estancia del magnate). En fin, espero que disfruten de la Mole Moli, para los que no son de Córdoba, y de los obstáculos que debió superar en la vida para llegar a ser lo que hoy es. Adidas está en todas partes. Como CNN y Turner.

9.8.07

Cayó un cocodrilo de un piso 12

Ocurrió en la ciudad rusa de Sarov. El caimán salió ileso y quienes pasaban por la vereda no lo podían creer.
Los habitantes de la ciudad de investigación nuclear rusa de Sarov, al este de Moscú, se quedaron boquiabiertos el martes cuando un cocodrilo se precipitó desde un duodécimo piso, aterrizando sin apenas un rasguño en tierra firme.
El caimán, de un metro de largo, se cayó tras asomarse en exceso por la ventana del apartamento de su dueño en el que había vivido durante los últimos 15 años, informó la agencia RIA Novosti citando a un oficial local.Los transeúntes, asustados, llamaron a los servicios de emergencia, que transportaron al aturdido cocodrilo a un centro para animales abandonados.
Poco después, fue devuelto a su dueño, sin más percances que un diente.
Diario El Día (www.eldia.com.ar)

8.8.07

Un tipo de novela

Mi tipo de mujer es esa que
en medio de una fiesta
abandona la boca y dice
“sacame de acá”
cuán vivo me siento,
esas noches de ruido,
al abrir el auto,
al entrarles el vestido, al
encender el motor y
al escucharlas, a mi lado
decir “gracias”, decir
“llevame a casa”, decir
“ya no aguantaba más”

Atenti

Un libustrin de pelo tapando
el número par de las orejas
la camisa con tope de charreteras
el bigote hasta la vuelta del mentón
pantalón llegando a Cambridge
abovedado
así de ocre se hamacaba papá
en el palier de las noches
donde la palabra más cariñosa
que nos dijo
a mamá, a mí y a su perro
fue: “atenti”

2.8.07

Hermoso poema de Eloísa Oliva

en un baldío olor de hojas quemadas

estoy lejos pero está
el cuadrado que era el patio, la montaña
dorada que los álamos
nos entregaban en abril

y antes de que el fuego se coma este recuerdo
mis hermanos y yo trepamos hasta el muro

(un salto y el rebote sobre el colchón)

restos de escarcha en la tarde de humo

nuestro aliento tiembla en el aire
perforando la tristeza que habíamos heredado



(leído en Casa 13, el último domingo)

25.7.07

Videoteca: niño karateca y abuela

Los invito a pasar por la videoteca, que como saben se va renovando cada vez que en la estratósfera falla un satélite. Presento el nuevo niño karateca, y a su abuela un tanto reticente.

Presencia total de luz

El último sábado estuve viendo Televisión Registrada con mis padres, en mi casa de Cipolletti. La invitada del programa era Luciana Zalazar. Ya en la sobremesa, me saltó una pregunta de la boca al aire, como salta un eructo de ajo, de ají morrón. Me pregunté cómo sería el color de la caca de Luciana. Entonces dije: Papá, ¿cómo cagará Luciana Zalazar? Y él, vaso de vino en mano, miró la tele y me respondió:
-Blanco.

12.7.07

A los teléfonos con MP3

Si en esta construcción que encargamos,
llave en mano, hay un par de universos
el de la palabra, el de la música
mezclarlos es revocar el lenguaje
roerle la espalda, minarlo al son

ningún albañil de la tecnología
pretende gozar de manos libres
el sonido es el cuero, que raspa
el motor de un diálogo atroz

Al iPhone

¿Morirás joven, tal vez?
¿Tendrás el software
adecuado para no mentir?
Vence la cualidad orgánica,
que no salva a la angostura.
A la risotada de poseer
el harto escalón del sótano
(el décimo noveno).
Raspa la muerte, que no escapa
aunque ofrezcas en tu recuadro
todos los iconos del universo.
Será sencillo, si mueres joven:
será por lo artefactual,
si mueres pronto es por no
darle a la vida, más vida
al sonido, más carne
a la luz, otro calor.
Si nadie puede reemplazarte
el corazón, el primer olvido
vencerá, por cansancio.

5.7.07

Murió al explotarle la batería del celular

Le sucedió a un chino de 22 años. Llevaba el aparato en el bolsillo de su chaqueta. Le perforó el corazón.

Agencia EFE
Un joven chino de 22 años murió tras explotar la batería de su teléfono móvil de marca Motorola que llevaba en el bolsillo de su chaqueta, informó hoy la agencia oficial Xinhua. El accidente, el primero de esta naturaleza que se registra en el país asiático, ocurrió el pasado 19 de junio, cuando Xiao Jinpeng trabajaba como soldador en una planta de procesado de mineral de hierro en el distrito de Jinta (provincia noroccidental de Gansu). El joven llevaba el aparato en el bolsillo de su chaqueta, cerca del pecho, y la explosión causó la fractura de sus costillas, que perforaron su corazón, por lo que los médicos no pudieron hacer nada por salvar a la víctima.
Tragedia. Las primeras investigaciones muestran que la batería del teléfono explotó tras haber sido expuesta a altas temperaturas, aunque no se descartan problemas específicos del modelo como causa del accidente. Muchos usuarios de móvil chinos, que conocen los accesorios falsos o de baja calidad que circulan en el mercado, han pedido una respuesta inmediata a Motorola -que tiene una gran factoría en Tianjin (norte de China)- y a las autoridades responsables sobre si la explosión fue resultado de defectos de la batería o el uso inadecuado del móvil.
Indemnización. La planta en la que trabajaba Xiao ha indemnizado a su madre con 17.763 dólares (unos 13.000 euros) y un grupo de representantes de Motorola llegarán hoy a la zona para ayudar en las investigaciones. La explosión de baterías de teléfonos móviles es poco frecuente, según Yang Boning, director del departamento de relaciones públicas de Motorola en China, quien añadió que la compañía se ha tomado el accidente "muy en serio" y respetará los resultados de la investigación.

29.6.07

Los fanáticos hacen cola para comprar el iPhone


Apple lo saca a la venta hoy. Costará entre 500 y 600 dólares.

Agencia EFE

San Francisco (EE.UU.). Tras seis meses de expectativa, la compañía Apple se prepara para lanzar este viernes su iPhone, el anticipado celular que, según la compañía informática, inicia una nueva era en la telefonía móvil. La fiebre por el teléfono, al que los “bloggers” más extremos, seguidores del culto a la compañía de la manzana han dado en llamar “Jesus Phone” –por sus capacidades “todopoderosas”–, no sólo está en la calle.
La empresa de medición de tráfico on line Hitwise señaló el jueves que el volumen de búsquedas del término iPhone se incrementó en un 583 por ciento en las pasadas cuatro semanas, mientras que la web de Apple con información sobre el aparato se convirtió en la más popular en la categoría “electrónica e Internet” en las últimas tres.
A pesar de que el producto sólo se venderá inicialmente en Estados Unidos, el teléfono ha protagonizado miles de artículos periodísticos en medios de todo el mundo.
Las primeras reseñas sobre las características del producto, publicadas por los pocos periodistas que tuvieron acceso al móvil con antelación, dejan el iPhone en buen lugar: es un teléfono que tiene un único botón por todo teclado, una característica innovadora.
Sin embargo el producto fallaría en la imposibilidad de añadir nueva memoria y en lo que se refiere a los programas informáticos que no son de Apple. Otros problemas son la falta de una batería que se pueda extraer, lo que supondrá que, al igual que ocurre con el reproductor digital iPod, el consumidor habrá de enviar el producto a Apple cuando se gaste la batería.
El celular se venderá en dos modelos de 500 y 600 dólares dependiendo de la cantidad de memoria (cuatro u ocho gigabytes). Pero poco parece importarle el precio a los fanáticos que desde ayer hace cola para ser los primeros en obtener el nuevo juguetito. Los más apasionados se nuclearon a través del grupo iWait (juego de palabras que remite a iPhone y a I wait que significa “yo espero” en inglés), al que se puede acceder en la página http://www.iwait.org/.
Celulares en Argentina. Argentina se sitúa entre los tres países de Latinoamérica con mayor penetración de celulares, después de Chile y Uruguay, pues abarca a un 58 por ciento de la población. Según el estudio DigiWorld 2007, en la actualidad las líneas móviles duplican a las fijas y en Latinoamérica hay más usuarios que en Estados Unidos y Canadá juntos.

27.6.07

Hasta siempre


Na na na na, na na na na. Na na na naaaaa, na na na naaaaa, naaaaa, na na na. Gracias por todo, doctor. Por la pichina. Por la cacona. Que en paz descanse.

26.6.07

Al Motorola C115

Ahora tan solo basta
disfrutar la correntada
el curso donde te hundí
hace tres días
para volver a tu muerte
en parte a la mía
y recoger dos certezas:
la una,
que golpearás hasta el final
de los bordes
la dos,
que si te hubiera tocado
ser milagro, historia
mañana reencarnarías
en reloj pulsera

demasiado densa tu silueta
tu proyectil de óvalo
para agotar el cariño del agua
demasiado casco el tuyo
de lava volcánica
y gracias a todos los otros
nuestros ausentes
que ya no intentan llamarte
para no batir esa orilla de penas
para no contagiarles el azul
de tu cara cuadrada

termino así porque detrás
de tu espalda siempre roma
hay una media sonrisa
que adultera la memoria
la del progreso
sé que ya está viniendo
otro cuerpo más caro
tan polifónico

pero no lo acepto

prefiero hoy dormir fuerte
merezco que me vibres la cara
te ruego aquí mismo
que silbes tu enojo fundido
mitad chapa mitad madera
chirriando como un perro loco
magullando teclas imposibles
ablandándolas

22.6.07

Al V3

Me lo dijiste al oído:
salvo la vida misma,
la vida en general
todo lo demás es preferible
mirarlo desde afuera
recién entonces te hice saber
que también soy un tipo
de apoyarse en columnas
y quizás por eso ostentamos
juntos, en el roce
un perfil de filamento
cierto análisis metalizado
de las cosas

he llegado a pensar,
entre desayunos
y reuniones de cedro
que una vez acabado esto
una vez muerto el movimiento
yo sería capaz de regalarte
un ancho espejo de saliva
sólo para que pudieras ver
el tamaño encendido de tu cara
las medallas de aluminio
que te achatan los hombros
tus densas y turquesas
huellas dactilares

he llegado a pensar, colega
que el reflejo de comunicarme
es la segunda parte de tu destreza:
la primera me hace dibujar
en los vapores de esta gran ciudad
contornos de sacos y corbatas
burbujas de alertas vibrantes

Al huevito Samsung

Sos piedra de plata, sí, pero:
¿piedra para surcar un río,
como un pato chato,
o piedra inmejorable
para alcanzar la otra orilla?

No hay celular que sirva
para el mar.
Hay celulares que llaman
a la jungla.
Tu rugido ringtone
te envuelve en la potencia
de una falsa naturaleza.

Una piedra puede titilar,
en un bolsillo,
cuantas veces quiera.
Una piedra que explota
en múltiples colores
se vuelve así,
recomendable,
para los que buscan
estirar
el crédito
del alma.

13.6.07

Al Nokia 1100

Este es el mundo que quiero
un mundo donde la gente
camine las calles y se ría sola
gente que apoye las mejillas
en tus teclas mullidas, claras
en esas almohadas cifradas
que alinean un pabellón
de mensajes y sueños
este es tu mundo, el nuestro
la inmediatez que nos fabricaste
un orden de linterna intermitente
una luz fría naciendo del cerebro
la víbora de todos los días
que escapando nos divierte
la gente de este mundo te espera
como a la mejor de las llamadas entrantes

7.6.07

Así se piensa, Louis

Tuve que buscar una información bibliográfica sobre la obra de Louis Althusser, para la revista en la que trabajo, y me encontré con un gráfico que propone una ilustración, mapeo, esquema de su posición teórica. ¿Álguien dijo que el cerebro se comporta como un circuito? ¡Así se piensa, papá!

6.6.07

Casi un silogismo

No es que el hombre sea de por sí inútil,
sino que el hombre se vuelve inútil cuando
tiene una mujer al lado.
Por eso es que hay tantas mujeres en el mundo.

Y se hizo la lana

Buenos días. Como verán, he podido solucionar el problema sin pérdidas. Pero la angustia que pasé, no me la saca nadie. Es como siempre se dice: tenés que vivirlo, viste. Por todo esto, quiero agradecer a los que no me ayudaron, a todos aquellos que ahora entran al blog y no ven las ovejitas patinadoras sobre el caño de la baranda.
Hoy todos lo que hacemos este humilde carnaval damos por inaugurada una nueva etapa de la oveja. Sin patinadoras. Con una ovejita tierna. Y su madre al fondo, bien al fondo, como toda madre.
¡Y alé, signore, bienvenidos! ¡Que viva la mala leche! ¡Que el trágico porvenir se apropie de quienes lo merecen!
Hasta luego.

1.6.07

Problemas

Este blog se ha roto. No me pregunten qué pasó. Si alguien puede entrar sin problemas o ve la plantilla original, que mande un comentario y me avise. Yo logro entrar con muchísima dificultad y todo el hermoso diseño de la oveja ha desaparecido.
Por último: si alguien sabe cómo arreglarlo. Porfa. Deje una señal.

29.5.07

Y cuál tendría Julio, ahora

¿Y ahora, por ejemplo,
cuál tendría Julio, ahora?
Tendría uno que soporte
los achaques ansiosos de un gato
un Nokia 1100, por ejemplo
Motorola C 115
algo monocromo y urbano
vulnerable al agua

¿Y Ernesto, cuál tendría?
uno viejo, pesado
con la antena rota
Ernesto usaría un StarTac
justo antes de meterse en la cama

Horacio, quizás, mataría un hijo
por un Samsung plateado
mataría por una llamada
que le hiciera rebotar un rugido
salvaje, cerca de la oreja

Porque quién no, pregunto,
los tendría cerca
Todos, hoy, los tendrían cerca

Onetti con su Siemens gris del humo
Adolfito cambiándole la carcaza
Victoria presumiendo de un blanco
polifónico, más claro que una taza de té

¿Y Georgie?
¿Se pensaron que me olvidaba de algo?

Georgie desde lejos, por supuesto
lejos con su V3 black, celular de ciego
bastón en mano, cinta multicolor
prendida del corbatero
todos, bien lejos de Georgie
que en su banco del parque Lezama
usaría el bluetooth
para bajarse la muerte
programar el ringtone del olvido
y luego cerrarse la tapa

(Rodolfo, eso sí,
hablando de un público)

21.5.07

Dedicatoria

Este post está dedicado al Lucho, que ayer por la noche me ha hecho recordar grandísimos años de infancia y adolescencia dedicados enteramente al análisis futbolístico. Voy con algunas fotitos que harán sonreír a los que comparten esta absoluta dependencia. Hoy, Platense:














18.5.07

A-chalay la que se viene


Pero por qué, gallinas... tanto tiempo haciendo fuerza para alejar al burro del trago y ahora parece que tiene todo arreglado con el Necaxa de México. Al final es como con el Diego: lo quieren matar, cor dió, lo quieren matar.

Salud, jujeño, ojalá que entre empinadas y picotazos llegues al máximo de tu rendimiento.

2.5.07

Tanto tiempo buscando y acá está

Esto me lo debía. Tanto tiempo en la ruta, entre un lugar y otro, con cuadernos y lapiceras intentando escribir algo decente, y en el libro Automotrices, de Lucas Tejerina, encontré la perfección.
Si estas líneas blancas y amarillas
no vendrían conmigo metro a metro,
si este largo tendido de postes y cables
no harían de mí su motivo de guardia;
si el lugar donde voy no estaría
viniendo a mi encuentro,
como viene hacia mí un transporte pesado,
entonces la nostalgia que llevo y me lleva
simplemente sería por épocas pasadas,
sin embargo
es por la edad perdida mi nostalgia,
es por la edad perdida.

El auto que me cruza está regresando,
el hombre que cree, ciegamente,
conducir ese auto,
está regresando,
el camino que lleva de retorno a ese hombre,
está regresando;

¿de dónde es que se vuelve, Dios mío,
de dónde es que se vuelve?
¿Y qué es lo que se deja,
qué es lo que se deja
cuando se cierra la puerta
y se emprende la marcha?
Es más,
¿por qué marchamos?,
si ya hemos comprobado
que llegar nunca se llega,
que partir es la mitad de un camino siempre vano
que perfecciona el volver. Pero no lo completa.

¿Por qué me detengo a orinar estos cardos?
¿Por qué fumo, uno tras otro,
un tabaco inconcluso?

Estas cosas las creo, intuyo otras.
Íntimamente sé que la vida es basura,
igual, soy brutalmente feliz,
como un tractor.
Creo que no hay que agregar nada. Esto es Automotrices (2005), de Lucas Tejerina, editado por La Creciente en Córdoba.

26.4.07

El regreso del papel araña

Cuando se hizo de día, ese domingo del robo, pedí un teléfono prestado y llamé a mi madre para pedirle que denunciara el celular que veinte días antes me había regalado. Me contó que ya le habían avisado, y que el trámite estaba hecho. La empresa inhabilitó el chip, en ese mismo momento. Pero los ladrones se llevaron el teléfono, quizás, más elegante del mercado.
Los días sin teléfono fueron sencillos y ya conocidos por todos: un bolsillo libre, una interrupción menos, una posibilidad extinguida de convenir encuentros rápidos y generalmente incómodos. Sin embargo, madre fue hasta la empresa de celulares, compró otro, lo forró y lo mandó directo a Córdoba. Llamó por teléfono al trabajo para avisarme.
Entonces le hice la pregunta: cómo lo mandaste. Cómo antes, me dijo. ¿Igual que antes?, le pregunté. Por supuesto que no, respondió, casi contenta.
Me acerqué hasta la empresa de transportes. Pedí la encomienda. Todos los estantes estaban atiborrados de cajas marrones y aburridas; salvo una caja de zapatos, bien a lo lejos, forrada con papel araña color verde, aún más intenso que el azul anterior, brilloso, como siempre, empapado de ese relieve simpático. Mi madre, ahora sí, lo había comprado a propósito: caminó hasta la misma librería de antes, supongo, y pidió otro color, más fuerte, a la misma vendedora. La persona que se lo vendió debe haber pensado: "esta señora compra papel araña, todos los meses".
Todos coinciden en que la mejor manera de olvidar recuerdos feos es reemplazándolos lo más pronto posible con recuerdos lindos: me quedo entonces con la expectativa creciente de ver al empleado del transporte dirigiéndose lentamente hacia la caja; mirándole el lomo; controlando el nombre y ejecutando la entrega. Me quedo con la caminata hasta casa, con la manera de aprisionar la caja, con la búsqueda de la tijera, la apertura más cuidada de un regalo en la historia de los regalos, con el papel verde difícil de manipular que ahora ilumina un pedazo de mi biblioteca.
No creo que sea necesario exponer todas las prestaciones del teléfono nuevo. Con sólo ver la caja, pude darme cuenta de que era aún más elegante que el anterior. Ojalá que, algún día, el mundo nos pueda entregar cada electrodoméstico forrado con papel araña, cada aparatito nuevo envuelto por esa textura indemne, cada producto innovador asfixiado por el brillo ordinario del pasado. Un precinto de control de calidad.

24.4.07

Algo oscuro en el centro

Bueno, voy entonces con lo que pasó el fin de semana, ahora que ya pasaron dos noches en las que pude despertarme únicamente con la alarma del reloj despertador. El viernes me escapé con mi novia a Unquillo, para quedarnos el finde en la hermosa casa de su prima (supongamos que la prima se llama Ana, o Laura), enclavada en una pequeña ladera de montaña, con vista al Pan de Azúcar. La casa está en una suerte de barrio cerrado, un poco lejos del pueblo. Un lugar demasiado lindo para todos los días.
Ese viernes por la noche fuimos a comer con la prima de María (embarazada de ocho meses y tres semanas, a punto de explotar) y su marido a lo del Gallego; fonda ubicada en Río Ceballos. Toro viejo con soda, lasagna, rabas, raxo de cerdo con papas fritas y puré, flan con crema. Volvimos, vimos películas. El sábado comimos ñoquis caseros. Por la tarde me senté en la cornisa del pasto a leer un poco: estuve un rato hasta que alguien puso a sonar las suites 1, 2 y 3 de Bach y me obligó a entrar a la casa, para escuchar de cerca.
Esa misma tarde llegó la última visita: una gran amiga de la prima embarazada que, supongamos, se llama Daniela (no sé por qué no quiero dar los verdaderos nombres). Daniela, entonces, llegó con su última joya: un bebé llamado, supongamos, Fidel, o mejor le pongo un nombre de esos que ahora las actrices les ponen a sus hijos; el bebé Benicio, entonces, una rata de veinte días, en etapa de formación intestinal, tomando la teta todo el día, llorando discretamente (la verdad que lo hizo muy poco) sólo para pedir leche de la teta libre. Benicio, Daniela, Ana la embarazada, su marido, María y yo, cenamos ese sábado unas pizzas con empanadas y cerveza; vimos unos capítulos de Angels in America y nos fuimos a dormir.
En la madrugada del sábado sentí ruidos en el pasillo, voces que sonaban fuerte, y lo primero que se me cruzó por la cabeza fue que Ana estaba por dar a luz. Abrieron la puerta de la pieza en la que dormía junto a mi novia y la primera imagen que pude distinguir fue la de un orificio de pistola, plateado en su contorno, oscuro en el centro.
Nos asaltaron.
El marido de Ana estaba con muy poca ropa; yo también. Las chicas estaban en pijamas. Los dos tipos que habían entrado nos juntaron a todos en la pieza donde yo dormía. Daniela, llorando despacito, con Benicio en brazos, Ana tratando de mantener su panza a salvo, María acostada a mi lado, congelada, yo completamente cagado en las patas. Los perros también, adentro de la pieza.
La metodología de la pareja delincuencial fue la corriente: agitaron buscando una caja fuerte, joyas, la guita que supuestamente les habían “marcado”, amagaron con llevarse al dueño de casa a un cajero automático. Dijeron que ese era el laburo que les tocaba ejecutar. Que tranquilamente podrían hacerlo mal, y matar a la gente, pero que lo hacían bien, y por eso sólo gritaban y amenazaban. Uno de los pibes se la agarró con María, en un momento, por una supuesta cadenita de oro que no existía; después se la agarró con mis zapatillas, y hasta creo que se burló de ellas.
Juntaron todo lo que podían llevarse de a pie; estuvieron cerca de cuarenta minutos. Un minuto más largo que otro. Uno de ellos guardó todos los celulares en un bolsillo: sacaba de a uno, mientras lo mirábamos, y decía “éste es feo, éste es feo, éste es feo…”. Se llevaron mi bolso, todos los celulares, cinco o seis objetos electrónicos de valor, cámaras de fotos, un cepillo de dientes eléctrico, una Match 3, dos MP3, un poco de plata que había en la casa, la plata de todas las billeteras. Cerraron la puerta de la pieza con una llave de mi llavero: la llave con la que todas las mañanas abro la oficina. La llave con la que, hace minutos, abrí la oficina y me senté a escribir esto.
Ahora estamos bien, un poco más tranquilos. A María, hasta ayer, le costaba conciliar el sueño. Yo lo hice sin demasiados problemas. Me puse feliz cuando escuché el despertador: lo único que me obligó a madrugar fue un ruidito, sencillo, inofensivo. Sin contornos plateados. Sin algo oscuro en el centro.
Me retiro del texto porque me acaban de pedir la llave en cuestión, de la oficina, para abrir otra puerta. Me pregunto cuántas puertas se podrán abrir con esta llavecita; una llave doradita por la que nadie hubiera dado ni un solo mango, llavecita que acaricio, amaso, masajeo con las yemas de los dedos, como si algo pudiera reconocer en ella. Como si pudiera darme alguna respuesta.

17.4.07

Aclaración: Santaolalla

Aprovecho este pequeño espacio brindado por los organizadores del blog para aclarar un malentendido que ha sido provocado por mi absoluta falta de pericia. Durante mi última estadía en la ciudad de Neuquén pude reencontrarme con el Magnánimo poeta ensayista de milanesas Héctor Karamasov-Kafelnikov-Kalamicoy que, al ofrecerme su crítica sobre el material publicado en esta sábana vertical e infinita de pelotudeces, llamativamente denominada Ponte una oveja (ande quieras), encontró uno de los puntos más flojos del contenido en el post que refiere al retacón Gustavo Santaolalla. El poeta K interpretó que ese texto elogiaba el segundo logro consecutivo de la estatuilla jolibudense, cosa que yo nunca quise decir. Luego el Chimango Jaramillo me confesó algo parecido. Por esa razón, he decidido modificar un poco el texto, no sólo para suplir mi falta sino, también, para evitar convertirme en una víctima más de la actividad favorita que (según Federico Levín) practican a cada minuto los hermanos Kalamicoy: la conspiración.

6.4.07

Alfredo:

Y entonces cómo vamos a escribir sobre esto, Alfredo querido, eso nos pregunto a los dos, ahora, igual que antes. Hace unas horas te dejé en la marcha espontánea que recibió el monumento a San Martín, te dejé con Guille, con más de quinientas personas, docentes, familias, chicos, y te pregunté cómo seguía todo esto, cómo hacer para escribir sobre una cosa de esta magnitud que no sorprende a nadie porque es una repetición más de la impunidad que transpira Neuquén, cómo escribir sin cansar a nadie, cómo decir algo que sume, al margen de cualquier redundancia que naturalice otra de tantas quejas. Vos todavía estás marchando y sin poder aflojar el exceso del pensamiento pero yo decidí volver a mi casa, cruzar el puente en la moto de mi hermano, mirar de cerca las caras de los docentes que persisten sentados en los neumáticos que cortan las dos provincias, escribirte un poco desde mi máquina. Hace un rato me pediste perdón por estar así, pendiente, susceptible, al tanto. Te dije que nos quedaban tres días. Sinceramente no creo que nos queden tres días, porque lo que viene ahora va a ser tan triste como lo fue hoy, como este jueves no santo, sino endemoniado. Ayer llegué manejando a la ciudad y me enteré por la radio de la represión, de un policía que le disparó casi a quemarropa, sólo con la separación de un vidrio, a un docente que viajaba en el asiento de atrás de un auto, luego de que los cagaran a palos para liberar una ruta que permite el paso hacia los centros turísticos, hacia las truchas en escabeche, hacia los lagos. Hoy, juntos, nos enteramos que ese docente no pudo resistir el fusilamiento, que al tipo se le apagó el cerebro por otra burrada siniestra de la policía neuquina, que Carlos Fuentealba es el nombre más fresco de la lista de muertos que carga esta provincia y estos conflictos y la impunidad, te digo de nuevo, te repito, que modela a este gobierno de ladrones, de chatos intelectuales, de cocainómanos y paisanos de mierda. Cómo vamos a hacer para escribir sobre esto, te dije, Alfredo, hace un rato, y vos te quedaste mirando al cielo, preguntándote lo mismo. Los docentes llegaron a esta mala salida del laberinto pidiendo un aumento para no cagarse de hambre, para que sus sueldos sean un poquito más gordos, aunque sea, que un puto mes de alquiler, y ahora están todos caminando por la ruta en esta noche de tristeza completa, con otro inocente muerto, con otro gabinete escondido en las bodegas de la ciudad y con un gobernador que así y todo quiere ser presidente de la nación, que esconde ciento veinte millones de pesos en España por la coima que le pagó Repsol YPF para hacerse cargo de todo lo que aún pueda salir de nuestro suelo, y que hoy escapó de su propia casa de gobierno vestido de policía. El gobernador dio una conferencia de prensa para decir que había “invitado” a la fuerza de protesta para que cortara cualquier sector de la ruta menos el de Arroyito, porque es el único paso, rumbo al turismo de nivel, que no se puede sortear, y mandó a la policía a bardear de nuevo, a disparar a mansalva para herir o matar, con la certeza de que ahora el hecho se investigará hasta sus últimas consecuencias. Alfredo: al gobernador le preguntaron si estaba identificado el policía que disparó contra Fuentealba. Alfredo: el gobernador contestó que hasta ayer a la madrugada los sospechosos eran doce; que un rato después eran seis o cinco, y que ahora serían cuatro o tres. Es decir, Alfredo: se están acercando. Pese a la infinidad de testigos y de cámaras presentes y de grabaciones sobre el instante del fusilamiento, los “investigadores” están cerca de saber quién pudo haber matado a un docente cualquiera, y sólo hay que esperar a las pericias. Fijate, Alfredo, lo mal escrito que está todo esto, fijate lo desordenado que me salió este párrafo, y vas a poder entenderme, vas a saber que no sé cómo hacer para escribir con lucidez sobre esto, para poder largar algo que valga la pena. Otra protesta salarial, Alfredo. Mataron a otro manifestante sin necesidad, querido. El gobernador fue sitiado por mujeres docentes en su propia gobernación; se escapó entre gases, vestido de policía; ahora está mirando tu propia marcha por la ruta 22, en directo, desde el Messidor, Alfredo. Y yo probablemente nunca pueda alcanzar una forma discreta de escribir sobre esto.
Vine a pasar la semana santa. Me voy a ir en medio del quilombo, Alfredito. Y vos vas a seguir preguntándote lo mismo: cuánto hace falta para voltearlos, cuántos muertos más nos faltan, cuántas maneras mejores de explicarnos quedan dando vueltas por el aire, por qué en una pared de la ciudad, mientras la gente gritaba a lo lejos, estaban tatuados nuestros nombres, en un viejo afiche. Te vas a preguntar cuál es nuestra tarea. Si resistir, malgastar, seguir peleando. Por qué estamos en un afiche viejo que se sostiene en el centro neuquino. Dónde vamos a estar cuando ese viejo afiche se desintegre: dónde vamos a estar cuando se termine todo esto.

23.3.07

Zoom politikon

Dentro de muchos años
minutos antes de perder
mis envidiadas cualidades
(mi carácter, mi temperatura)
quisiera encargar una tardía
encuesta a boca de urna
para que mis hijos y nietos
seguramente publicistas
evalúen los guarismos
midan con palabras
sepan cuántas veces
merecí haber muerto antes

22.3.07

La vida ajena

Los ojos de las personas mayores me generan sospechas. No es que tenga desconfianza por cómo pueda afectarme la mirada de un anciano, ni que sienta miedo de sufrir algún hechizo maldito por el solo hecho de encontrarme demasiado joven frente a ellos, sino que sospecho del brillo que cargan, de ese fulgor templado que los inunda por dentro y que a su vez contagia a cada persona que esté cerca, quitándole un poco de vida por un instante, actualizando en un lento parpadeo la finitud de las cosas. Hasta hace un tiempo pensaba que el momento más grave de la mirada de un anciano se distingue cuando alguno de ellos demuestra alegría: todos podemos ver la muerte en los ojos de los viejos cuando se les recibe un nieto, o reviven cierta infancia ajena en un video, o cuando asisten al casamiento o bautismo de un familiar. La alegría mezclada con emoción les impregna en las pupilas un brillo inmediato y letal, fruto de un tiempo indeterminado que tritura la materia, la respiración, el temblor de la voz. Un velo que los sorprende sonriendo y con las manos vacías; la combinación abismal que surge de un presente agotado y el propio abandono.
Pero ahora pienso otra cosa. Ahora conozco el momento exacto en el que la muerte se desparrama como un perfume entre viejos y jóvenes. Una revancha involuntaria que los vuelve tan frágiles como siniestros, a la hora de recibir ayuda, en el reflejo del tumulto.
Hablo del momento en que un anciano se cae. Horas atrás, mientras esperaba el cambio de semáforo en una esquina, se desplomó frente a mí una señora que no pudo escalar bien el cordón de la vereda, y que terminó golpeando el borde de cemento con la punta de su zapato para terminar de cara contra el suelo, sin siquiera lograr un poco de amortiguación con los brazos. Me acerqué para auxiliarla junto a otras dos personas, tratando de disimular un poco la risa (nadie puede negar que un tropiezo en la calle hace reír a cualquiera, como tampoco se puede negar que la mayoría de los que alimentan el ridículo son personas mayores), y me encontré de frente con la marca turbia de la muerte: el sello oculto en unos ojos desorbitados que no entendían lo que había pasado; una señora que no lograba comprender cómo había llegado hasta ese lugar, en ese estado, ni quién había tomado la decisión de disolver su equilibrio y precipitar ese sueño negro.
Intenté hacerla reaccionar con un pequeño sacudón de hombros pero no hubo caso. Esa mujer me miró como se mira a la oscuridad, y sin darse cuenta me obligó a reproducir la silueta del espejo en el que pudo advertir, por un segundo, su propia muerte. Los otros, alrededor, la peinaban y le preguntaban si estaba bien, si sentía algún dolor, si necesitaba hacer una llamada telefónica. Pero a ella no le salía otra cosa que mirarme. La frente. Los labios. Por último los ojos.
El tumulto terminó por disolverse y la mujer caminó despacio un par de cuadras hacia el sur, hasta que se mezcló entre la gente y la perdí de vista. Nunca voy a saber cuánto tiempo le habrá llevado desprenderse de mi imagen, de ese papel que me obligó a cumplir. No voy a saber si pudo hacerlo. Pero ahora me pregunto cuántas formas existen de controlar el fin de uno mismo a través de otro: cómo sacarle el jugo a la vida ajena, sin autorización, para luego rozarle la espalda a la muerte. Eso es lo que yo me pregunto ahora. Cómo evitar ese intercambio, el desenlace. Cómo puedo hacer para no ayudar nunca más a nadie.

Las araucarias

En cierta pieza genérica
cierta cama demasiado nueva
mientras los otros en otra ciudad
me doy cuenta de que no puedo mejorar
el trato con las cosas que hay acá
no puedo mejorar el trato con los ladridos
que resuenan entre un auto y otro
no puedo llevarme bien
con el agua que corre en la cañada
no puedo hacer de estos momentos
un despojo natural del sueño
y me pregunto a cuánto equivale la distancia
que hay entre los ruidos de esta calle
y los silencios de aquella esquina
a cuánto equivale tener que seguir mirando
una cortina a cuadros, que ni el viento mueve
a cuánto equivalen las ganas de apilar cuerpos
adentro de esta pieza
la intención de verlos sonriendo
mi intención de vivir escapando
la certeza de elegir el lugar triste
el frío, la congoja
a pesar de saberlo
no puedo llevarme bien
con esta manera del deseo
sabiendo que siempre hay elecciones de por medio

19.3.07

Si te gusta blanda, te mato


Papel araña

Hace unos días mi madre me regaló un nuevo teléfono celular, y me lo mandó por encomienda, en un colectivo. El nuevo teléfono tiene memoria interna, cámara de fotos, recordatorios, sonidos polifónicos, radio FM, batería de larga duración. Tiene una opción para desviar las llamadas cuando me quedo sin batería, para que suenen, por ejemplo, en otro teléfono que esté cerca. Tiene browser: puedo navegar por internet. Puedo ponerle la voz de Homero Simpson para que suene así: ahora, gracias a un cable USB que trajo, escucho los mensajes con la voz de Homero que dice "Flaaaaaandeeeers, Flaaaaaandeeeers..."; "Qué!"; "Flaaaaaandeeeers, Flaaaaandeeeers..."; "Qué!!!"; "Jojo, pon atención, ya te hice voltear". Dicen que es el teléfono más elegante del mercado. Y puedo mandar mensajes multimedia.
Mi madre me lo despachó adentro de una caja de zapatos, y la caja fue forrada con papel araña. Azul. Brilloso. Impecable.
A la caja de zapatos la tiré. Al papel lo dejé varias horas sobre el sillón, doblado. Miré el teléfono y el papel. Imaginé a mi mamá comprando un metro de papel araña, en una librería oscura, con el teléfono sin estrenar en la cartera. El teléfono y el papel. El teléfono y el papel que usaba cuando iba al primario para forrar los cuadernos, con las telas de araña que luego dirigían las líneas de la birome que contorneaban esos círculos concentricos, con lápices Faber Castell y cartucheras de dos pisos, de las que salían lupas y reglas y tenían incorporado el sacapuntas, un cajoncito, imanes para las tapitas que chasqueaban al cerrarlas. El télefono celular más elegante del mercado con posibilidad de incorporarle un tono MP3 y el papel araña color azul, grueso, brillante y opaco, atemporal, difícil de manipular.