30.4.11

"A otros el universo les parece honesto. Les parece honesto a la gente honesta, porque tienen los ojos castrados. Esta es la razón por la que temen la obscenidad. No experimentan angustia alguna si escuchan el grito del gallo o si descubren el cielo estrellado."


(George Bataille, en "Los ojos abiertos de la muerte", en el libro Historia del ojo, 1978)

18.4.11


"Todos somos mártires. El amor es un mártir. Por eso Cristo llama la atención. Por eso le crucificaron", sentencia Manson, en la última entrevista que salió a la luz por Vanity Fair. "Tarde o temprano la voluntad de Dios se impondrá sobre todos vosotros, y a mí me condenasteis por ser la voluntad de Dios".

12.4.11

Tlon Tlin

Casi no escribo sobre música acá, pero vivo más en la música que en la literatura, así que me dieron ganas de escribir algunas cosas. Que he escuchado. Últimamente. Y que, creo, valen mucho la pena, por si a alguien le gusta.

-El último disco de Foo Fighters, Wasting Light, explota. Como siempre, como antes la banda, pero éste es una bola bruñida que avanza, un disco compacto como la gran puta. Con el sonido de siempre y algunos pequeños y bellos cortes rítmicos, y melodías tristes y gritonas, explota. Hay dos canciones realmente hermosas: la cinco, Arlandria, y la diez, I Should Have Know, quizás la más baladesca (la que le sigue también es muy linda).

-La verdad que el disco con máquinas de lo último de Aristimuño (el disco uno, creo, de Las crónicas del viento) es una joya también. Arreglos de la concha de su madre. Cuerdas finísimas. Y compositivamente groso, sorprendente. El tema Perdón, partido al medio como tantos grandes temas que en realidad son dos o tres, se come el disco.

-Cancionero para un fogón anarco-peronista se llama el último disco del conjunto Falopa, la banda en la que canta Pablo Marchetti, cara visible de la revista Barcelona. Canta delante de cinco guitarras criollas. Es bueno, divertido: el tema 8, Pelotero, una chacarera rarita contra esos infiernos de chicos, vale la pena. El rapeado 11, Filósofo de la tele, es un intento enojado que rememora la mugre del Señor cobranza y no lo hace mal. El que le sigue, una tristísima balada, conjura un estribillo memorable: “Pintarse la cara color esperanza, y pintarse el orto color decepción”.

-El último disco en vivo de Pearl Jam, Live on Ten Legs, hermoso, como siempre. Hermosos son. Son mi adolescencia y son hermosos. Me hizo hacer nudo porque me rememoró a aquel rugoso y potente Live on two legs, pero con los temas que brotaron desde aquellos años a hoy. Así como alguna vez Off He Goes o Nothingman me comieron los bordes del alma, escucharlo ahora a Vedder cantando Just Breathe, después de haber pasado por todas las baladas que grabó solo, yo que sé, me hizo dar ganas de llorar.

-Y por último, de lo último que salió, un disco que me pasó el Japonés salteño: Domador de huellas, de Guillermo Klein. Un homenaje al más jazzero del folclore, el Cuchi Leguizamón. No me da lo que sé y lo que entiendo para entender bien el disco, pero mierda si disfruto al escucharlo!

-Y Jasmine, perdón, el disco de estándars que sacaron el año pasado Keith Jarrett y Charlie Haden. Una joya para laburar. El ruido de fondo de un paraíso que atardece.

-Y no me sale nada sobre el último de Radiohead porque todavía no sé bien qué decir. Salute.

11.4.11

Lanzamiento: El lince miope


Amigos,

queremos compartir con ustedes una buena noticia. A partir
del 10 de abril lanzaremos El lince miope (la mirada injusta),
colectivo dedicado a la literatura relacionada con Córdoba.
Publicaremos críticas, comentarios y reseñas junto a una gran
lista de colaboradores, intentando abarcar con honestidad intelectual
la amplitud de miradas y matices que coexisten en la producción
literaria de la región.

Los esperamos

Alejo Carbonell / Martín Cristal / Diego Vigna

www.ellincemiope.com

7.4.11

Las uvas

Te traigo estas uvas
de mis uvasales
son éstas, ¿no ves?
No, no me digas "cuáles"

Agarráte una,
no seas angurrienta
escupí el carozo
trágate el hollejo.

Te traigo estas uvas
desde los cardales;
mmm, de Rafael castillo
te traigo rosales

¡Ay! Me pinché las manos
¡Ay! Soplame, soplame
Poné Mertiolate
sobre las pinchadas

No me pidas pizza
pedime empanadas
Si es posible para mi vas a pedir:
Raquel, mi amor.

Te traigo estas uvas
de mis uvasales
carga el Rastrojero y al perro lleváte
llevateló todo sabés, Juan Luis: andáte.

No no no no no no no no
toques mis pieces con tus manos frías,
ni me des la foto del gringo Farías
No: abandóname

No me entregues nada que te haya pertenecido a tí, por favor
¡Juira mierda! ¡Que te voy a dar un piedrazo!
¡Camine carajo! ¡Juira!
Te voy a tirar un cuete para que corras como un perro en navidad.

Te traigo estas uvas
de mis uvasales,
me como esta mano cuando tengo hambre.
No puedo y me duele, y sabés, y ¿sabés qué traje? No… no…

No te traje ni un chancho,
ni rosas ni fresas,
Te traje estas uvas
Maria Teresa,
aunque vos tengas esa necesidad loca
de andar disfrazada de gaviota
y darle, y correr por la ruta 2
buscando el viento y ese viento que bien turro es.

Sino preguntale a los hermanos Raitou, Outolin y Ental
que tienen más que ver con uno
y te eleva, y te eleva…
cinco mil, seis mil metros, te eleva

Y la oscura soledad de la nada y el cielo tan cerca
que estirar la mano solamente sería necesario para agarrarse de algún ángel
y quedarse arriba, y no tener ni un más problema,
pero uno saca los flapers y trata de mantener la nariz para arriba.



(Pieza de Alfredo Casero, que forma parte de Casaerius. En la videoteca.)

Bailar en sal

Bailar en sal
es otro de los hechos mágicos de los primeros padres de las aves.
Bailar en sal
es uno de los tratamientos más oscuros que tengo en mi memoria.
Para ello hay que llamar a las serpientes que hablan en el árbol del
viento,
a los inciensadores de la casa del coral
a los fundadores del país del diluvio.
Sin ellos, es imposible realizar este mágico experimento.
La primera vez que lo vi, fue cuando era una planta.
La segunda, hace algunos años, en el desierto al pie de la pirámide y
era de mica.
La tercera, aún no sé cuándo será.

Lo primero que hay que realizar para bailar en sal es
proveerse de un talmud y vestirse con joyas secretísimas
que aúllan como perros cuando sienten el sudor del cuerpo.
Estas son fáciles de conseguir. Con sólo cortarse los pies se logran.
Lo segundo es atarse en las manos dos flores de cairel
de las cuales hay muchas en todas las tumbas antiguas.
Y después dormir unos tres días,
cuando los ojos se abran nuevamente, uno ya está danzando en sal
sin darse cuenta.
Incesantemente, en círculo.
Al principio un terror demoníaco se apodera, pero poco a poco uno
se acostumbra a tan flotante danza,
a tan mágica visión del cielo, del mar o de los árboles.

Esto es bailar en sal. Ahora no recuerdo bien qué se logra con hacerlo
o para qué sirve.



(Poema de Romilio Ribero, presente en el Álbum poético de Córdoba de Armando Zárate, publicado por Comunicarte en 2007)