12.4.11

Tlon Tlin

Casi no escribo sobre música acá, pero vivo más en la música que en la literatura, así que me dieron ganas de escribir algunas cosas. Que he escuchado. Últimamente. Y que, creo, valen mucho la pena, por si a alguien le gusta.

-El último disco de Foo Fighters, Wasting Light, explota. Como siempre, como antes la banda, pero éste es una bola bruñida que avanza, un disco compacto como la gran puta. Con el sonido de siempre y algunos pequeños y bellos cortes rítmicos, y melodías tristes y gritonas, explota. Hay dos canciones realmente hermosas: la cinco, Arlandria, y la diez, I Should Have Know, quizás la más baladesca (la que le sigue también es muy linda).

-La verdad que el disco con máquinas de lo último de Aristimuño (el disco uno, creo, de Las crónicas del viento) es una joya también. Arreglos de la concha de su madre. Cuerdas finísimas. Y compositivamente groso, sorprendente. El tema Perdón, partido al medio como tantos grandes temas que en realidad son dos o tres, se come el disco.

-Cancionero para un fogón anarco-peronista se llama el último disco del conjunto Falopa, la banda en la que canta Pablo Marchetti, cara visible de la revista Barcelona. Canta delante de cinco guitarras criollas. Es bueno, divertido: el tema 8, Pelotero, una chacarera rarita contra esos infiernos de chicos, vale la pena. El rapeado 11, Filósofo de la tele, es un intento enojado que rememora la mugre del Señor cobranza y no lo hace mal. El que le sigue, una tristísima balada, conjura un estribillo memorable: “Pintarse la cara color esperanza, y pintarse el orto color decepción”.

-El último disco en vivo de Pearl Jam, Live on Ten Legs, hermoso, como siempre. Hermosos son. Son mi adolescencia y son hermosos. Me hizo hacer nudo porque me rememoró a aquel rugoso y potente Live on two legs, pero con los temas que brotaron desde aquellos años a hoy. Así como alguna vez Off He Goes o Nothingman me comieron los bordes del alma, escucharlo ahora a Vedder cantando Just Breathe, después de haber pasado por todas las baladas que grabó solo, yo que sé, me hizo dar ganas de llorar.

-Y por último, de lo último que salió, un disco que me pasó el Japonés salteño: Domador de huellas, de Guillermo Klein. Un homenaje al más jazzero del folclore, el Cuchi Leguizamón. No me da lo que sé y lo que entiendo para entender bien el disco, pero mierda si disfruto al escucharlo!

-Y Jasmine, perdón, el disco de estándars que sacaron el año pasado Keith Jarrett y Charlie Haden. Una joya para laburar. El ruido de fondo de un paraíso que atardece.

-Y no me sale nada sobre el último de Radiohead porque todavía no sé bien qué decir. Salute.

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