Militamos
la excusa del control.
Alejarse
es un asunto mental, dijo ella
mientras
inflaba un neceser.
Buscaba
una bolsa de nylon
para
no mezclar la ropa sucia.
Hoy
se cumplen tres meses de su partida.
Sus
restos siguen intactos
como
los últimos deseos de los muertos.
Esta
mañana, al bañarme
tomé
la esponja que dejó junto a los frascos.
El
golpe del agua triplicó su peso y
frente
al reflejo de cerrar el puño
una
espuma vieja comenzó
a
despertarse.
La
realidad transmutada,
la
fragancia esencial chorreando
de
mi mano antes de diluirse
en
el pequeño mar de los pies.
Me
lavé la boca y devolví
la
esponja a su lugar.
El
sabor es la conjunción
de
gusto y de olfato
otra
militancia que crece como el vapor,
el
eufemismo de la suma de los cuerpos.