Buenos días. Como verán, he podido solucionar el problema sin pérdidas. Pero la angustia que pasé, no me la saca nadie. Es como siempre se dice: tenés que vivirlo, viste. Por todo esto, quiero agradecer a los que no me ayudaron, a todos aquellos que ahora entran al blog y no ven las ovejitas patinadoras sobre el caño de la baranda.
Hoy todos lo que hacemos este humilde carnaval damos por inaugurada una nueva etapa de la oveja. Sin patinadoras. Con una ovejita tierna. Y su madre al fondo, bien al fondo, como toda madre.
¡Y alé, signore, bienvenidos! ¡Que viva la mala leche! ¡Que el trágico porvenir se apropie de quienes lo merecen!
Hasta luego.
3 comentarios:
Claro... los agradecimientos siempre los reciben los ausentes!! No importa, los giles sobreviviremos!
Ahora... la ovejita tierna también cruzará sus escritos de aquí en mas?
me gusta más
bah
casi
estaría bueno que los comments
sean pop up
bueh
yo siempre me quejo
:p
de nada querido sabes que siempre desde el en hacer, desde el no tener en cuenta, desde la indeferencia y el olvido estamos para apoyarte en lo momentos bueno y desaparecemos en los dificiles, por que vos, si, vos te lo mereces
LORO
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