15.4.09

"El parto de un escritor, según creo, a diferencia del de un pintor, no presenta alianzas interesantes con sus maestros. En el crecimiento de un escritor, no hay nada comparable a las primeras copias de Jackson Pollock de las pinturas de la capilla Sixtina, con sus interesantes referencias a Thomas Hart Benton. Al escritor podemos verlo aprendiendo torpemente a caminar, a hacerse el nudo de la corbata, a hacer el amor y a comer los guisantes con tenedor. Se presenta más bien solo y determinado a instruirse por su cuenta. Ingenuo, provinciano en mi caso, a veces obtuso y casi siempre torpe, incluso una cuidada selección de sus primeros trabajos será siempre la historia desnuda de su lucha por recibir una educación en economía y en amor."

(John Cheever en el prólogo de sus cuentos completos)

1 comentario:

jaramillion dijo...

ja, qué grosso esto, hoy me pasó que leí cosas escritas hace dos años y me quise matar, es como un maleficio, cada dos años mirás lo que escribiste antes y te sentís un ñoño, bah, eso porque yo soy un ñoñito me falta más reaggetón en boliches.