18.5.11

Diez (posibles) razones para la tristeza del pensamiento

De la introducción:

"Schelling, entre otros, atribuye a la existencia humana una tristeza fundamental, ineludible. Más concretamente, esta tristeza proporciona el oscuro fundamento en el que se apoyan la conciencia y el conocimiento. Lo que es más, este fundamento sombrío debe ser la base de toda percepción, de todo proceso mental. El pensamiento es estrictamente inseparable de una “profunda e indestructible melancolía”. La cosmología actual ofrece una analogía con esta convicción de Schelling. Es la del “ruido de fondo”, la de las inaprensibles pero inexorables longitudes de onda cósmicas que son las huellas del Big Bang, del nacimiento del universo. En todo pensamiento, según Schelling, esta radiación y “materia oscura” primigenia contiene una tristeza, una pesadumbre que es asimismo creativa. La existencia humana, la vida del intelecto, significa una experiencia de esta melancolía y la capacidad vital de sobreponerse a ella. Hemos sido creados, por así decirlo, “entristecidos”. En esta idea está, casi indudablemente, el “ruido de fondo” de lo bíblico, de las relaciones causales entre la adquisición ilícita del conocimiento, de la discriminación analítica, y la expulsión de la especie humana de una felicidad inocente. Un velo de tristeza (tristitia) se extiende sobre el paso, por positivo que sea, del homo al homo sapiens. El pensamiento lleva dentro de sí un legado de culpa. "

De la sexta razón:

(...) "Ineluctablemente, por tanto, la totalidad de nuestras futuridades, de nuestras proyecciones, anticipaciones y planes –sean rutinarios o utópicos- llevan consigo un potencial de decepción, de profiláctico autoengaño. Un virus de insatisfacción vive en la esperanza. La gramática de los optativos, de los subjuntivos, de todos los matices de los tiempos verbales futuros –gramáticas que son la gloria irresponsable y la luz matinal de la mente humana- nunca pueden ser garantes. No contienen y avalan un hecho incontaminado. Podemos tenerlo todo abrumadoramente a nuestro favor, la inducción puede parecer casi contractual e infalible, pero esperar, tener expectativas o esperanza, es un azar. Y su única certidumbre es la muerte. Las consecuencias de nuestras expectativas, de esta impaciencia que llamamos “esperanza”, se quedan cortas. Muchas veces fracasan totalmente (aunque hay bendiciones en las cuales sobrepasan cuanto podamos imaginar). Habitualmente, la previsión, la proyección, la fantasía y la imagen están por encima de la realización. Si aclamamos las experiencias como algo que está “más allá de nuestros sueños más delirantes” es que estos sueños han sido cautos y manidos. Un revelador vacío, una tristeza de la saciedad sigue a todos los deseos satisfechos (Goethe y Proust son los despiadados exploradores de esta accidia). El célebre abatimiento post coitum, el anhelo del cigarrillo después del orgasmo, son precisamente las cosas que miden el vacío que existe entre la expectativa y la sustancia, entre la imagen fabulosa y el suceso empírico. El eros humano es pariente cercano de una tristeza hasta la muerte. Si nuestros procesos mentales fueran menos apremiantes, menos gráficos, menos hipnóticos (como en los ratos de masturbación y sueño diurno), nuestra constante desilusión, el gris pegote de náusea que hay en el corazón del ser, sería menos incapacitante. Los colapsos mentales, las evasiones patológicas a la irrealidad, la inercia del enfermo mental son tal vez, en lo esencial, tácticas contra la desilusión, contra el ácido de la esperanza frustrada. Tales son las fallidas correlaciones entre pensamiento y realización, entre lo concebido y las realidades de la experiencia, que no podemos ni vivir sin esperanza ni superar el dolor y la burla que conllevan las esperanzas fallidas. “Esperar contra toda esperanza” es una expresión vigorosa pero en última instancia condenatoria de la sombra que arroja el pensamiento sobre la consecuencia."


(extracto del libro [manual, creo yo] que se titula como el post, FCE-Siruela, 2007)

1 comentario:

Norma dijo...

Qué tema Pastor, y ahora que hacemos??