Estaba pensando algo, y se me ocurrió ponerlo acá casi como una prueba copiloto, para ver si a alguien le interesa. Estaba pensando en ese cuento que a todos, en algún momento, nos marcó un antes y un después en la lectura del género. Creo que todos los lectores de cuentos deben tener, como me pasa a mí, un texto que nunca podrán olvidar, no tanto por una cuestión crítica levemente objetiva, ni por elección de uno entre tantos, sino por un estado personal, por una condición íntima que cada uno lleva consigo mismo.
Es verdad que elegir un cuento entre todos los que más gustaron es prácticamente imposible, pero la consigna es la siguiente: me gustaría, si alguien entra a este blog choto de la oveja, que dejen en los comentarios el título y el autor del cuento que más les haya volado los sesos... ése que no pueden olvidar aunque quieran. Ése que le mostró el propio quiebre.
Empiezo: mi elección es Irlandeses detrás de un gato, de Rodolfo Walsh.
19 comentarios:
"La Noche boca arriba" de Julio Cortázar.
Primer cuento que leí de él, en una fotocopia sin el título y sin el autor, en casa de mi primo, en unas vacaciones en Santa Fe. Mi primo odiaba literatura así que ni sabía ni le interesaba quién era el autor, ni cómo se llamaba el cuento y después perdió la fotocopia o la tiró y nunca respondió a mis súplicas acerca de los datos del cuento.
Yo en ese momento estaba en la escuela primaria -sexto grado, me parece- y mi primo en la secundaria. Recién me reencontré con el cuento en segundo año de la secundaria. Estuve como tres años obsesionada buscándolo, lo cual hizo que leyera una cantidad inusitada de otros cuentos en antologías y en cualquier lugar donde los encontrara.
La felicidad que me da leerlo tiene que ver con ese recuerdo de mi iniciación en la lectura. Sigo pensando que está excentemente bien escrito y no me canso de leerlo porque siempre le encuentro algo nuevo.
Acá está, por si lo quieren leer:
http://www.juliocortazar.com.ar/cuentos/boca.htm
Es obvio que en mi infancia y adolescencia Internet no existía...
"La tercera expedición", "Aunque siga brillando la luna" y "El desierto" de Crónicas Marcianas, Pastor Descarriado.
La crisis energética del 88/89 con una televisión que solo funcionaba de 19 a 24, cualquier canal, con programación enlatada.
Eso fomentó dos cosas: la lectura... y escuchar la Z-95
Preguntas de Examen:
Que habrá sido de H-Scanner?
todavía canta Francesoco Salvi?
En que disco de Erasure estaba "when I need you"?
Un abrazo, todavía estoy en deduda con usted.
Digo, con la lectura
"deuda", quise tipear.
Y a usted que le gustan los cuentos: obviamente Carver.
Especial énfasis de mi parte a "El elefante" que lo sabrá encontrar en "Tres rosas amarillas".
Y de acá, de los narradores que son este momento: "Los estantes vacíos" del Flaco Molina, "La trampa del zorro" de Osvaldo Rodriguez, "Historias Higiénicas" del Nene Levín, "Papel" de Funes, "Tantas noches como sean necesarias" de Ricardo Romero y "Lo que se pierde" de Alejandra Zina.
Y a no olvidar el "Matando enanos a garrotazos" del conde Alberto Laiseca.
sin dudarlo... Raymond Carver y su "Quieres hacer el favor de callarte, por favor?" o "Vecinos"
PEPE
hola
Me parece una buena idea.
Creo que el cuento que mas intensamente me impresiono es Pierre Menard autor del quijote, de Borges.
saludos
Guille
queria agregar que mencanta esta blog. Es la primera vez que entro. Me gustaron mucho las poesias. Voy a venir mas seguido.
saludos
Guille
Tigre querido, nunca vas a estar en deuda conmigo. Lo que te adeuda en este momento, no es una deuda. Fue un regalo, nada más que eso. Te invitaría a tomar una birra ahora mismo en el cordón de alguna vereda: son las ocho treinta de la mañana y ya se sufren 29 grados. Queda pendiente, como tantas otras cosas.
Pepe: sabia elección. Los finales, más que todo. Los vecinos terminando abrazados contra la puerta y contra el viento. El gran Ralph cediento ante su esposa. Upa la lá.
Lisa: también pude leer la noche boca arriba de una fotocopia, de muy muy chico. Con ese cuento entendí lo bien que hace una confusión bien escrita. Tremendo, en serio, no me lo acordaba.
Guille: gracias por venir. Fijate que ahí arriba de la mesa tenés galletitas y gaseosa. Espero que vengas más seguido. Además tenés un nombre que, creo, no se puede dejar pasar. Las Guillerminas no vinieron al mundo sólo para pasar de largo. Tienen un no sé qué, viste.
Saludos
Neurosis correctiva: error de tipeo, no de ortografía. Donde dice "cediento" vale "cediendo", no "sediento". Ahora sí me retiro. Por la izquierda.
Ehhhh pasa q cambian con el tiempo, no vale!!! Pero bueno, Intimidad de Carver y Despuès del Almuerzo de Cortàzar
Hola Vigna,
se me ocurren tres, claro que hay muchos más que me marcaron, pero por alguna razón que escapa a mi conciencia, estos tres me vienen a la cabeza:
Felicidad, de Katherine Mansfield
Bellísimo y triste, como ella.
¿Quién querrías que estuviera con nosotros?, de Dylan Thomas. Nunca el duelo y la melancolía que éste provoca estuvieron tan bien narrados. Conmovedor.
Sombra sobre vidrio esmerilado, de Saer. Perfecto, hermoso.
Ya con Walsh adentro se me hace difícil pensar en alguno. Pienso en Sasturain, "Campitos", incluido en "La mujer ducha": cómo narrar la dictadura sin quedar como un nostálgico setentista, con humor inigualable.
Pero esperá, dejame hacer un esfuerzo... y creo que diría "Informe para una academia", de Franz Kafka, y cumple con eso de haber marcado un antes y un después. Se lo puede leer acá:
http://www.enfocarte.com/1.12/literatura.html
Y hay varios poemas de Jacques Prévert que se pueden leer como cuentos. Esos son mis favoritos.
Elijo dos: surtieron en mí el mismo efecto que supongo debe sentirse cuando Chuck Norris te obsequia una doble patada voladora (aturdimiento y ensoñación).
1.Aballay.
2.Caballo en el salitral.
Ambos de Antonio Di Benedetto.
Salute Vigna,
Molinete
Gracias Molinete. Calzó justo esa elección. Leer a Di Benedetto es como tomar un ponche de color negro, en verano, a la madrugada. Abrazo.
El experimento, de Peter Stamm.
los que más recuerdo los leí antes de los quince años (no leo cuentos, este post me hizo darme cuenta)
- la ventana abierta (Saki
- la mano en la trampa (beatriz guido?)
e
Tenía hepatitis cuando leí “El hijo” de Horacio Quiroga, ya había pasado la etapa de los vómitos y empezaba disfrutar de no tener que ir al colegio, lo único malo eran los análisis de sangre al final de cada semana. Acababa de cumplir doce años cuando lo leí y, en realidad, no puedo decir que me haya “gustado”. En ese momento me llenó de una angustia terrible, sobre todo el párrafo final que está como separado del resto del cuento y en donde Quiroga desata el nudo de la narración de manera notable y cruel. Un nudo de alambre de púas. Como les digo, en ese entonces no me gustó pero hoy creo que está entre los mejores cuentos que he leído. Y lo recomiendo.
Uf, anónimo, ese cuento de Quiroga es tremendo. No quiero imaginarme lo que debe haber sido leerlo de chico. Me acuerdo de la separación del párrafo. Es tremendo, gracias
Cristina Peri Rossi. Toda, muchas veces.
Verdadero hito en la forma de mirar naufragios.
Publicar un comentario