Aprovecho este pequeño espacio brindado por los organizadores del blog para aclarar un malentendido que ha sido provocado por mi absoluta falta de pericia. Durante mi última estadía en la ciudad de Neuquén pude reencontrarme con el Magnánimo poeta ensayista de milanesas Héctor Karamasov-Kafelnikov-Kalamicoy que, al ofrecerme su crítica sobre el material publicado en esta sábana vertical e infinita de pelotudeces, llamativamente denominada Ponte una oveja (ande quieras), encontró uno de los puntos más flojos del contenido en el post que refiere al retacón Gustavo Santaolalla. El poeta K interpretó que ese texto elogiaba el segundo logro consecutivo de la estatuilla jolibudense, cosa que yo nunca quise decir. Luego el Chimango Jaramillo me confesó algo parecido. Por esa razón, he decidido modificar un poco el texto, no sólo para suplir mi falta sino, también, para evitar convertirme en una víctima más de la actividad favorita que (según Federico Levín) practican a cada minuto los hermanos Kalamicoy: la conspiración.
1 comentario:
jajajaja.
EX-CE-LEN-TE.
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