6.4.07

Alfredo:

Y entonces cómo vamos a escribir sobre esto, Alfredo querido, eso nos pregunto a los dos, ahora, igual que antes. Hace unas horas te dejé en la marcha espontánea que recibió el monumento a San Martín, te dejé con Guille, con más de quinientas personas, docentes, familias, chicos, y te pregunté cómo seguía todo esto, cómo hacer para escribir sobre una cosa de esta magnitud que no sorprende a nadie porque es una repetición más de la impunidad que transpira Neuquén, cómo escribir sin cansar a nadie, cómo decir algo que sume, al margen de cualquier redundancia que naturalice otra de tantas quejas. Vos todavía estás marchando y sin poder aflojar el exceso del pensamiento pero yo decidí volver a mi casa, cruzar el puente en la moto de mi hermano, mirar de cerca las caras de los docentes que persisten sentados en los neumáticos que cortan las dos provincias, escribirte un poco desde mi máquina. Hace un rato me pediste perdón por estar así, pendiente, susceptible, al tanto. Te dije que nos quedaban tres días. Sinceramente no creo que nos queden tres días, porque lo que viene ahora va a ser tan triste como lo fue hoy, como este jueves no santo, sino endemoniado. Ayer llegué manejando a la ciudad y me enteré por la radio de la represión, de un policía que le disparó casi a quemarropa, sólo con la separación de un vidrio, a un docente que viajaba en el asiento de atrás de un auto, luego de que los cagaran a palos para liberar una ruta que permite el paso hacia los centros turísticos, hacia las truchas en escabeche, hacia los lagos. Hoy, juntos, nos enteramos que ese docente no pudo resistir el fusilamiento, que al tipo se le apagó el cerebro por otra burrada siniestra de la policía neuquina, que Carlos Fuentealba es el nombre más fresco de la lista de muertos que carga esta provincia y estos conflictos y la impunidad, te digo de nuevo, te repito, que modela a este gobierno de ladrones, de chatos intelectuales, de cocainómanos y paisanos de mierda. Cómo vamos a hacer para escribir sobre esto, te dije, Alfredo, hace un rato, y vos te quedaste mirando al cielo, preguntándote lo mismo. Los docentes llegaron a esta mala salida del laberinto pidiendo un aumento para no cagarse de hambre, para que sus sueldos sean un poquito más gordos, aunque sea, que un puto mes de alquiler, y ahora están todos caminando por la ruta en esta noche de tristeza completa, con otro inocente muerto, con otro gabinete escondido en las bodegas de la ciudad y con un gobernador que así y todo quiere ser presidente de la nación, que esconde ciento veinte millones de pesos en España por la coima que le pagó Repsol YPF para hacerse cargo de todo lo que aún pueda salir de nuestro suelo, y que hoy escapó de su propia casa de gobierno vestido de policía. El gobernador dio una conferencia de prensa para decir que había “invitado” a la fuerza de protesta para que cortara cualquier sector de la ruta menos el de Arroyito, porque es el único paso, rumbo al turismo de nivel, que no se puede sortear, y mandó a la policía a bardear de nuevo, a disparar a mansalva para herir o matar, con la certeza de que ahora el hecho se investigará hasta sus últimas consecuencias. Alfredo: al gobernador le preguntaron si estaba identificado el policía que disparó contra Fuentealba. Alfredo: el gobernador contestó que hasta ayer a la madrugada los sospechosos eran doce; que un rato después eran seis o cinco, y que ahora serían cuatro o tres. Es decir, Alfredo: se están acercando. Pese a la infinidad de testigos y de cámaras presentes y de grabaciones sobre el instante del fusilamiento, los “investigadores” están cerca de saber quién pudo haber matado a un docente cualquiera, y sólo hay que esperar a las pericias. Fijate, Alfredo, lo mal escrito que está todo esto, fijate lo desordenado que me salió este párrafo, y vas a poder entenderme, vas a saber que no sé cómo hacer para escribir con lucidez sobre esto, para poder largar algo que valga la pena. Otra protesta salarial, Alfredo. Mataron a otro manifestante sin necesidad, querido. El gobernador fue sitiado por mujeres docentes en su propia gobernación; se escapó entre gases, vestido de policía; ahora está mirando tu propia marcha por la ruta 22, en directo, desde el Messidor, Alfredo. Y yo probablemente nunca pueda alcanzar una forma discreta de escribir sobre esto.
Vine a pasar la semana santa. Me voy a ir en medio del quilombo, Alfredito. Y vos vas a seguir preguntándote lo mismo: cuánto hace falta para voltearlos, cuántos muertos más nos faltan, cuántas maneras mejores de explicarnos quedan dando vueltas por el aire, por qué en una pared de la ciudad, mientras la gente gritaba a lo lejos, estaban tatuados nuestros nombres, en un viejo afiche. Te vas a preguntar cuál es nuestra tarea. Si resistir, malgastar, seguir peleando. Por qué estamos en un afiche viejo que se sostiene en el centro neuquino. Dónde vamos a estar cuando ese viejo afiche se desintegre: dónde vamos a estar cuando se termine todo esto.

9 comentarios:

Unknown dijo...

...mientras sigas haciendo las cosas con huevos vas a quedar tatuados en muchos...

...a mí, ustedes, el texto y fuentealba y neuquén, me quedó tatuado, viejo...

Unknown dijo...

...y sí

así

mal eccrito y to'

Anónimo dijo...

ustedes también quedaron tatuados en nosotros, Funes. Ustedes también están esta ciudad, en ese afiche.

Lunita dijo...

Si me permite... voy a compartir su carta con mis alumnitos... Tengo que hacerlo.

Anónimo dijo...

A la luna, todo.

Lunita dijo...

Buenísimo! Pongasé a escribir entonces, que necesito bibliografía contemporánea! :)

Anónimo dijo...

"Nadie sabrá que estuvimos aquí", así termina Pnadillas de Nueva York, entre tanto muerto mientras la ciudad crece para arriba. Somos heridas, amigo Vigna, y lo que sabemos hacer es sangrar. Palabra por palabra, aunque nunca nadie vuelva a saber qu estuvimos acá.
Un gran abrazo.

Diego Vigna dijo...

Después de eso, Richard, no hace falta más nada. Te mandoun abrazo grande.

Norma dijo...

Despuès de leer tu informe sobre nuestra triste semana santa en neuquèn te comento lo que dijo Sandra la compañera viva del Carlos muerto.
Si Sobisch y todos los responsables no se van què le vamos a enseñar a los chicos cuando volvamos al aula? La Norma