2.5.07

Tanto tiempo buscando y acá está

Esto me lo debía. Tanto tiempo en la ruta, entre un lugar y otro, con cuadernos y lapiceras intentando escribir algo decente, y en el libro Automotrices, de Lucas Tejerina, encontré la perfección.
Si estas líneas blancas y amarillas
no vendrían conmigo metro a metro,
si este largo tendido de postes y cables
no harían de mí su motivo de guardia;
si el lugar donde voy no estaría
viniendo a mi encuentro,
como viene hacia mí un transporte pesado,
entonces la nostalgia que llevo y me lleva
simplemente sería por épocas pasadas,
sin embargo
es por la edad perdida mi nostalgia,
es por la edad perdida.

El auto que me cruza está regresando,
el hombre que cree, ciegamente,
conducir ese auto,
está regresando,
el camino que lleva de retorno a ese hombre,
está regresando;

¿de dónde es que se vuelve, Dios mío,
de dónde es que se vuelve?
¿Y qué es lo que se deja,
qué es lo que se deja
cuando se cierra la puerta
y se emprende la marcha?
Es más,
¿por qué marchamos?,
si ya hemos comprobado
que llegar nunca se llega,
que partir es la mitad de un camino siempre vano
que perfecciona el volver. Pero no lo completa.

¿Por qué me detengo a orinar estos cardos?
¿Por qué fumo, uno tras otro,
un tabaco inconcluso?

Estas cosas las creo, intuyo otras.
Íntimamente sé que la vida es basura,
igual, soy brutalmente feliz,
como un tractor.
Creo que no hay que agregar nada. Esto es Automotrices (2005), de Lucas Tejerina, editado por La Creciente en Córdoba.

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