No sé en qué anda el affaire Kalamicoy, pero hace un par de mañanas observé estas fotos en la cabecera de mi cama y dije: quiero escribirle a Héctor. Voy a escribir sobre lo que pasó con Héctor. Efectivamente, mi abuela Flora y mi abuelo Chon tenían, sobre su cama matrimonial, un rosario hecho con nudos de madera de árbol que debía medir algo así como tres o cuatro metros y que, después de reproducir algunas arcadas, parábolas invertidas y panzas con forma de gotas, dejaba a la vista de todos, en el mismísimo centro simétrico de la cama matrimonial y con inmejorable relieve y textura, a la figura de un Jesucristo excesivamente bronceado, rugoso, incómodo y clavado, que oficiaba, como es costumbre, de vigilador. Mis abuelos dormían con uno de los objetos más incómodos que se han creado en la historia de la ropa de cama: una almohada doble, una almohada matrimonial.
En mi cama no hay almohada matrimonial. Y en la cabecera, tampoco hay un rosario. Hay, en su lugar, una gigantografía de Héctor Enrique Kalamicoy, el único hombre en toda la ciudad de Neuquén que, hoy, aunque cueste creerlo en medio del contexto que nos rodea, parece ostentar una extraña cualidad: es alegre y triste al mismo tiempo.
¿Qué? Kalamicoy es un enfermo mental que escribe literatura y ensaya milanesas a diario en una ciudad como Neuquén y que, llamativamente, según se ha dicho y analizado en los medios de las últimas semanas, parece ser…
Raro.
Alegre y triste.
Al mismo tiempo.
Entonces insisto, tengo algo para revelar. Mi posición. Creo que Héctor Kalamicoy tiene momentos de alegría y momentos de tristeza, que a veces no logra separar del todo. Por lo tanto, es un tipo alegre y triste al mismo tiempo.
Y me arriesgo a más: yo tengo momentos en que estoy alegre y tengo momentos en que estoy triste. Soy un tipo alegre y triste al mismo tiempo.
Y entiendo que con esto ya puedo ser peligroso, por la violencia de mis declaraciones, pero me juego la cabeza a que mi hermano, médico en un puto lugar seco en crecimiento, tiene momentos buenos y malos. Y lo digo así, carajo: mi hermano es un tipo alegre y triste al mismo tiempo.
Y Norma, mi mamá.
Quizás no alcance el nivel de profundidad de análisis con mi posición, ¿no?
Tengo hasta ahí.
Estas cosas me hacen pensar en pocos profundos. En medios.
8 comentarios:
"Estas cosas me hacen pensar en pocos profundos. En medios."
Frase que robo a mi antología de virtuales epígrafes!
Otra cosa: La patologización de la personalidad, que es en sí mismo "tener personalidad", es como el mayor insulto que nos podemos hacer. Creo. Fuckind identidades!!
Tristeza dulzona de manteca al sol derritiéndose.
Así me definirá. Que es como mandar a cagar a quien me lo pregunta.
Alegre Y triste.
Javier, gracias por pasar: buscate en el google "Héctor Kalamicoy" + "polémica" + "poemas" y fijate lo que pasó y las cosas que han dicho con él. Vale la pena. Abrazo
(si no encontrás la info avisá y pongo los links)
Qué bien, la foto es memorable. Y las lineas que le dedicás, medio "emo" en versión capusotto, me hacen pensar en el mismo extrañamiento que fui sintiendo mientras leía las "cosas" que se dijeron sobre él (y nosotros, por defecto, parte de su "generación" de escritores neuquinos aunque, nos, exiliados)Un loco todo esto, pero bienvenidos a la fiesta de la hermandad del poeta de la perca (diría J.)
c.e, está muy bien que le hayas puesto comillas a la palabra generación; me tiene los huevos llenos esa bosta, que arrancaron de atrás y la quieren meter acá, en el medio (siempre todo en el medio). No hay generación de escritores neuquinos. Hay algunos que escribimos porque sí, nos llevamos bien, nos queremos, de alguna manera. En cierto punto nos admiramos. Pero no hay nada, cor dió: Al Héctor le inflan los huevos por unos poemas de mierda, arman un rollo con la moral entre los kilos de frula que se toman estos changos dos minutos antes de darles guita a los hijos para que salgan a Bloke. No hay obra. No tenemos obra. Lo que queda es la birra en la panza, cuando la tomamos juntos, y las risas. Besos.
Primero: No se si sos mi hermano, todavia no hay ADN.
Segundo: Nunca estoy alegre, vivo triste entre la totora y el abre puño.
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¸.-´¸.-´¨) ¸.-¨) beyi$im0o
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Gracias, Flog. Un honor.
La verdad Pastor, ud. lo ha expresado en aladas palabras, no podría decirlo yo mejor (aunque con menos huevos y más ovarios iría mi speech). Pero bueno, admitamos que las llamadas "generaciones" le vienen resolviendo el conflicto de catalogación infame a críticos y periodistas desde hace un buen tiempo.
Esta vez fue con Héctor, con Macky Corbalán y su novia, mañana quizás yo diga "pasaba las tardes imaginando qué sorpresa me depararía Cristo bajo su taparrabos" y me queman por hereje, acordate. Estos toman frula y son una manga de reaccionarios de la primera hora, con lo cual: ¡combinación explosiva!
Beso che
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