El alma es lo que siento cuando no entiendo,
es evidente que existe.
Aparece en la luna, cuando esa luz tapa, o llena
un pequeño hueco, una de las lonjas alineadas
de mi cortina plástica.
El dormitorio y la noche, ese recorte horizontal.
Un adentro y un afuera.
Aparece con el deseo de mirar cachorros dorados
que giren dentro de una jaula comercial.
Conocerlos a través de un vidrio, verlos dormir y comer.
Y luego olvidar ese momento.
Mi alma brota en el insomnio, cuando escribo en la oscuridad.
Es evidente, arrastra la forma del tanteo ciego,
la reacción de las pelusas,
la letra imperfecta que se desnuda en la mañana.
1 comentario:
pastor, tu poesía me está sorprendiendo con su cambio. un abrazo.-
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