26.10.07

"El caño de Puyol", por Horacio Vigna

Mi papá era arquero. Hizo todas las inferiores en el Racing Club de Avellaneda, y llegó al plantel de primera, aunque no le regalaron ni un solo minuto en cancha. Hizo banco, sin embargo, en la etapa de los grandes arqueros de Racing: Cejas y Carrizo. El formaba parte de los juveniles, junto al Mono Guibaudo, Oriolo, Spilinga y Montilla, un cordobés. El padre de Guibaudo era amigo de Juan José Pizzutti, por entonces técnico de la Acadé. Eso hizo que mi viejo no pudiera obtener continuidad. Después, por cabrón, se fue a Los Andes, entonces dirigido por Ángel Tulio Zof. Y un tiempo después dejó de ir a entrenar. Compartió concentraciones con Perfumo, Rubén Díaz, Alfio Basile, Martinoli, Nelson "cenicero de moco" Chabay; tiene amigos como Quique Wolff, por haber jugado tanto tiempo en la cancha auxiliar del Cilindro, cuando chicos.
Cuando yo empecé a estudiar, estudiaba fútbol, las 24 horas del día. Horacio Vigna fue quien me enseñó, desde esos años, que el fútbol es un deporte para mirarlo desde afuera, o para jugarlo entre amigos, por su miserabilidad. El fútbol profesional, su gente, su aire, es miserable por naturaleza. Sin embargo, nos brinda cosas como ésta que pego aquí abajo. Mi papá estuvo viendo la Champions League el otro día y después de una jugada decidió escribir lo que comparto a continuación.


No es joda, yo lo vi por televisión y en directo. Barcelona jugaba con un equipo que se llama Rangers, de Escocia. El caballo Carles encaró por el sector derecho del área visitante. Le salió a marcar un defensor que abrió las piernas como si fuera una joven decidida finalmente a perder el invicto, y entonces sucedió: Puyol le hizo el caño; lo eludió y se encontró con la pelota cerca de la línea de fondo y, con la pierna derecha, tiró un centro atrás, bastante bien. No fue gol, pero yo no lo pude creer. Puyol es uno de esos futbolistas “emblemáticos” de algunos clubes –en este caso el Barcelona–, pero no por sus cualidades técnicas sino porque cumplen perfectamente con algunos atributos que le sirven para llegar, permanecer y terminar su carrera en “su club”. Es voluntarioso, corre mucho, es rudo, firme, decidido, patea fuerte y, si es necesario para defender el honor del equipo, pega. Además es catalán de nacimiento y estoy seguro de que ha jugado siempre en el club, desde los infantiles. No se le puede pedir otra cosa. Me hace acordar al Cholo Simeone. Yo creo que el Cholo, en toda su carrera, no conoció el sector izquierdo de la cancha. Jugaba de cuatro y todo lo que pasaba con silueta de ser humano por ese sector lo bajaba sin piedad y, si quedaba algo redondo cerca, parecido a una pelota, lo pateaba. Una vez rechazó una pelota y la mandó a las vías que pasan por el costado de la cancha de Boca, es decir, la pasó por encima de la tercera bandeja. Pasó la Bombonera por encima. Puyol me hace acordar al Cholo. Obviamente es el capitán del equipo. Resultaría casi imposible que algún otro cuadro lo quisiera comprar, y por eso toda su carrera se desarrollará en esa misma institución, salvo que él, lúcido, se compre a sí mismo. Parecería que de tanto compartir los entrenamientos y las competencias con grandes jugadores (Messi, Ronaldinho, Etoó, Saviola) algo aprendió. Me están dando ganas de volver a ver la jugada, para confirmar que sea cierto. Para analizarla bien, por favor, y encontrarle algunos detalles. Por ejemplo, que el caño no fue intencional y que, en realidad, lo que quiso fue partirlo por la mitad al defensor y éste, al darse cuenta de la intención, abrió las piernas del cagazo. En fin, Cataluña debería estar de fiesta porque un hijo de esa tierra parece que descubrió, finalmente, el fútbol. Y si él no se dio cuenta, vale igual.

6 comentarios:

toto scurraby dijo...

zotana para uno

Anónimo dijo...

Muy buena la nota de tu viejo! Al leerla me acordé del golazo de Ricardo Rojas a Boca. Rojas no era "del clú" como Puyol, pero sí poco habilidoso y nos dejó a todos con la boca abierta. Yo no lo podía creer.

Diego Vigna dijo...

Anónimo, ese día del gol de Rojas llovía. No podía ser de otra manera! saludos

Anónimo dijo...

yo he cantado, con esa pasión, huuuumoooller! huuumoooller!

el gringo encaraba sin habilidad alguna y era una emoción semejante a la la escena de corazón valiente en la que los escoceses se avalanchan contra los ingleses... sin habilidades militares, pura fuerza bruta, alma corazón y vida.

qué grande tu viejo.

Diego Vigna dijo...

Jejeje, Ema, Humoller era un purasangre como Hrabina, Abelardo Vallejos, el Negro Altamirano... Pero la rompiste con Humoller, por dios... ese apellido no se deja ni cantar. Un abrazo grande

Anónimo dijo...

Glorioso!
Veanlo http://www.youtube.com/watch?v=X0NVfoDc32U