Ayer feriado, mientras me cortaba las uñas, tuve una revelación a lo Borges: supe, de un momento a otro, que todo el universo confluye hacia una persona gorda, que todavía no conozco, pero que, estoy seguro, viste batón y es infeliz como la puta madre.
Tomá, Kodama, tratá de sacármelo a ésto.
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